- A Caruso, el gran Damiano Caruso trabajador, mayordomo y gregario, la victoria le era ajena, algo lejano, una sensación que pertenecía a sus jefes para los que emplea sus piernas. El siciliano, un ciclista muy completo pero escasísimo de pegada, apenas contaba una alegría en sus estantes. La gloria siempre la saboreó en familia, compartida en la mesa de sus líderes, deseosos de emplear a Caruso, un estajanovista. Por eso, cuando elevó los brazos en el Circuito de Getxo, el festejo lo subrayó Pello Bilbao, su compañero de equipo en el Bahrain, que empuñó el aire a modo de homenaje a Caruso, feliz tras reencontrarse con esa amante siete años después.
El italiano fue el primero en colarse en la instantánea que dejó el col de Txomintxu tras la criba que supuso Pike Bidea, la ascensión que alteró el pulso del Circuito de Getxo. La novedosa chepa fue el paso fronterizo que determinó la cita vizcaina y sirvió de trampolín para Caruso, del que cuidó Pello Bilbao. El gernikarra pastoreó el grupo formado durante la subida. En el descenso, Grmay, Gonzalo Serrano y Juanpe López cayeron. Caruso, Pello y Nelson Oliveira salvaron el gaznate. Fue cuando el italiano creció. Pello Bilbao secó al portugués y Caruso emprendió su huida hacia la gloria por una alfombra roja que le condujo al éxtasis.
A Caruso solo le sobró un segundo ante el acoso final de Nizzolo y Prades, que encabezaron la cacería. Suficiente, empero, para que el rostro se le llenara de felicidad. Tras el saludo de su triunfo, Caruso se sentó en el suelo, derrengado por el esfuerzo, tratando de ventilar la dicha mientras los pulmones buscando aire en una meta sin aplausos.
La organización, siguiendo las estrictas medidas para combatir el coronavirus, vetó de aficionados la llegada. También la salida, donde los corredores fueron aislados. Nadie podía tener contacto con ellos. Manda el covid-19. Amanecida la clásica en un día de escala de grises, el cielo moqueante, se alteró el avispero, del que sobresalió Oier Lazkano (Caja Rural), protagonista de buena parte del metraje de la clásica. Lazkano, primero acompañado de Julen Irizar (Euskaltel), entre otros, y luego en solitario, sostuvo el pulso hasta la última vuelta al Circuito.
Entonces, comenzó el baile. Mikel Landa perdió el paso con una caída sin consecuencias pero que le apartó del primer plano. Fuera de la pista. No podría danzar su bicicleta. La aproximación a Pike Bidea, una subida de dos kilómetros pero con un desnivel interesante, del 9%, fue una llamada a la batalla. Txomin Juaristi fue el primero en inaugurar la ascensión y dejar la huella naranja del Euskaltel-Euskadi en su primera carrera en suelo vasco desde que Euskaltel es el patrocinador nominal del equipo. Rubén Fernández y Juanjo Lobato también se dejaron ver, pero les faltó gas cuando Pike Bidea, una subida clandestina festoneada por árboles, elevó el mentón y taló cualquier opción para ellos. Las rampas, húmedo el asfalto, exigieron un paso al frente. En ese conciliábulo estaba la trama de la clásica, zarandeada por la novedosa dificultad.
Caruso y Pello Bilbao hermanaron el esfuerzo. Gonzalo Serrano, Juanpe López, Grmay y Oliveira se sumaron a ese encuentro, en el que se mezclaba la baraja del que saldría la carta ganadora. Bilbao se estiró. También Caruso. Lo mismo hicieron Serrano y Grmay, pero nadie conseguía desprenderse de la vigilancia. Demasiados centinelas en una baldosa en la que nadie disponía la jerarquía suficiente para desmantelar el encole del grupo. Coronado Pike Bidea, con Oliveira enlazando desde atrás, la bajada seleccionó los restos de la subida. Grmay se fue al suelo. Serrano y Juanpe López no pudieron esquivarlo y compartieron revolcón en el asfalto. Oliveira se había salvado, pero quedó emparedado entre Caruso y Pello Bilbao. En inferioridad numérica, encapsulado, estaba condenado. El siciliano no tardó en galopar mientras el gernikarra observaba las reacciones de Oliveira. Esposado el luso, Caruso venció su contrarreloj contra el grupo perseguidor donde tiraban Caja Rural y NTT. Derrotado Txomintxu, Caruso dio el do de pecho.
Circuito de Getxo
Jon Aberasturi
Pello Bilbao