- Los hermanos Pou llevan años demostrando que se sienten más cómodos agarrados a una roca a muchísimos metros de altura que con los pies en la tierra. Tanto es así que, en vez de aprovechar su estancia en las Islas Baleares para disfrutar del buen tiempo con un chapuzón en la playa y algo de pan con sobrasada, han preferido ponerse a trepar acantilados en bañador con la única ayuda de un par de zapatillas de escalada. El chapuzón se lo han dado, sí, pero cuando han saltado al agua desde más de veinte metros de altura.

Cuando comenzó el confinamiento debido a la emergencia sanitaria, los gasteiztarras Iker y Eneko Pou se encontraban en las Islas Baleares, donde han permanecido a lo largo de la pandemia. A medida que las medidas del Gobierno se han ido flexibilizando, los hermanos Pou han aprovechado para ponerse a prueba con la práctica del psicobloc, una modalidad de escalada en la que el único material que se utiliza es un bañador y un par de pies de gato, un calzado específico para actividades como esta. Se trata de una disciplina peligrosa, ya que no se cuenta con la inestimable ayuda de las cuerdas, y por eso se practica sobre el agua.

No es habitual que haya accidentes, ya que el mar amortigua la caída, pero eso no elimina la sensación de vértigo de encontrarse a 30 metros de altura sin ningún tipo de apoyo. La pared debe estar desplomada o inclinada hacia el mar, de modo que los escaladores caigan siempre sobre el agua y no haya peligro de golpearse contra una roca. Eso sí, la gravedad no perdona y tal inclinación dificulta todavía más la tarea de los deportistas.

El psicobloc nació a finales de los años 70 y desde entonces ha ido creciendo en popularidad hasta convertirse en una de las modalidades predilectas de escalada para el verano. Las altas temperaturas de estas fechas dificultan la escalada tradicional y no son pocos los que, como los hermanos Pou, apuestan por una actividad igual de exigente pero más refrescante. Además, es una buena manera de recuperar el tacto con la roca después de unos meses encerrados.

No es la primera vez que los gasteiztarras se embarcan en una aventura como esta. El psicobloc requiere una preparación física, técnica y mental excelente y no está al alcance de cualquiera. Iker y Eneko Pou lo han practicado en diversos lugares del mundo como Brasil, la Patagonia chilena, Colombia, Turquía o Grecia, entre otros.

Sin embargo, cada año vuelven a las paredes de las Islas Baleares, formadas por roca caliza y de alturas que van desde los 10 hasta los 30 metros, lo que las convierten en uno de los mejores lugares del mundo para practicar esta curiosa modalidad. Las imágenes que deja son realmente espectaculares y con paisajes diferentes a los que nos tienen acostumbrados los aventureros hermanos gasteiztarras.