- El Kutxabank Araski sigue dando pasos en la confección de un nuevo proyecto que sigue elevando el nivel de exigencia de un club que está conformando una plantilla de campanillas de cara a la temporada 2020-21. Si la entidad vitoriana puso su nombre en el mapa del baloncesto estatal y continental el pasado domingo con el anuncio de la contratación de toda una estrella como Anna Cruz -no menos importante fue el anterior anuncio de patrocinio por parte de la entidad bancaria en un momento económico complejo en el mundo del deporte-, su siguiente paso ha sido la renovación de una de sus piezas más importantes durante la última campaña, la base navarra María Asurmendi. La directora de juego de Pamplona seguirá un año más vistiendo de verde y le asegura a Made Urieta su enorme experiencia y su consistencia en el manejo del equipo, como ya demostró en el curso que quedó abruptamente finiquitado el pasado mes de marzo.

Asurmendi (1,67 metros y 34 años) llegó el pasado verano a la capital alavesa procedente del Perfumerías Avenida y con una gran trayectoria en el baloncesto nacional a sus espaldas (anteriormente había jugado en Burgos, Cortegada, Navarra, Conquero y Gernika, además de otra etapa en Salamanca) y varios títulos (tres Ligas, dos Copas de la Reina y otras dos Supercopas) y esa experiencia acumulada se hizo notar sobre el parqué. Sobre todo, por la confianza que en su figura depositó su entrenadora, que la convirtió en su extensión en la cancha. Así, fue la jugadora más utilizada por la recientemente designada mejor entrenadora de la Liga Femenina Endesa, firmando unas medias de 9 puntos, 2,5 rebotes, 2,7 asistencias y 1,6 recuperaciones para una valoración de 8 créditos en algo más de 28 minutos de juego.

La renovación de Asurmendi supone para el Kutxabank Araski mantener una pieza clave que ha sido un pilar fundamental en la última temporada y garantiza un rendimiento elevado desde el principio dentro de un núcleo duro en el que también se pretende mantener a otras dos piezas destacadas que llegaron hace un año a Vitoria como Laura Quevedo y Tania Pérez, así como el bloque que ya venía siendo clave desde el ascenso del equipo a la máxima categoría. La de Anna Cruz (escolta, 1,74 metros y 33 años) ha sido una apuesta importantísima por una jugadora con una trayectoria internacional impresionante a sus espaldas tanto a nivel de clubes como de selecciones, pero no será la última en ese sentido. No en vano, el club araskizale ya tiene avanzadas las negociaciones para hacerse con los servicios de otra jugadora de renombre como Tamara Abalde (ala-pívot, 1,93 metros y 31 años) y su idea es potenciar su juego interior con Joy Brown (ala-pívot, 1,80 metros y 27 años), las dos procedentes del Valencia.