a Federación Española de Rugby ha dado el primer paso, con la creación de un grupo de trabajo y la publicación de una guía de recomendaciones, para que su disciplina "vuelva a ser lo que es", un deporte de contacto en el que los jugadores puedan sentirse seguros, también ante el covid-19. Pero la vacuna o el tratamiento para la enfermedad son, a la larga, la gran esperanza.
Con los internacionales entrenando ya en los Centros de Alto Rendimiento, "se hacía necesaria una guía para que no se sintieran huérfanos" porque, ante la pandemia, el rugby "tiene el mismo despiste que todo el mundo", indicó el vicepresidente Juan José García Luna.
El manual preparado por la Federación, basado en las recomendaciones de su Comisión Médica y que también puede aplicarse a las competiciones de clubes -aunque estos dependen de la apertura de las instalaciones, que a su vez dependen de los ayuntamientos o las universidades-, contempla una batería de medidas para garantizar, en la medida de lo posible, que los jugadores y personal que participen en entrenamientos y partidos no puedan contagiar ni contraer el coronavirus.
Pero los partidos, cuando vuelvan, ¿seguirán disputándose como hasta ahora? "Yo creo que sí...", dijo García Luna, "si aparece una vacuna o tratamiento".
"Esa es mi esperanza como ciudadano, no como experto. Mi esperanza es que el rugby siga siendo lo que es cuando haya tratamiento. Lo que no sabemos es cuándo", insistió.
El directivo recordó que World Rugby, la federación mundial, ha aludido a la posibilidad de "estudiar el rugby sin melés". "Lo veo fácil para las escuelas, pero en el primer nivel la melé es una de las jugadas más importantes del rugby. Todo tiene contacto, en actividad o en estático. Un placaje también es contacto", destacó.
A partir de ahora todos los clubes deben tener un coordinador covid-19, al que los jugadores han de entregar antes de la vuelta a la actividad un escrito en el que se declaren, "hasta su mejor y leal saber y entender", libres de tener la enfermedad.
Los reconocimientos médicos, con test PCR o de anticuerpos solo a aquellos jugadores con sospecha de infección o con contactos cercanos; el control diario de temperatura y otros síntomas antes de cada entrenamiento; el uso de material individual y las habitaciones también individuales en los viajes; la "limpieza a fondo" de las instalaciones antes y después de cada práctica o partido son medidas que recomienda la guía del rugby.
También se detalla el "personal esencial" en un partido regular, que asciende a 83-90 personas, según se transmita por streaming. La guía se basa en sus principios fundamentales en la publicada por World Rugby, que incluye una afirmación evidente:
"El rugby es un deporte de contacto. Para entrenar plenamente y jugar partidos se requiere un contacto físico cercano e intermitente (...). Por lo tanto, si un compañero o un rival en un partido reciente desarrolla una infección, es probable que todos sus compañeros sean contactos cercanos y requieran aislamiento y tests". El riesgo, añade, "se manejará limitando el acceso de personas ajenas al equipo a las instalaciones de entrenamiento". Una vez en el campo, "se debe evitar por completo dar la mano, aplaudir, abrazar y festejar o llorar grupalmente".