apón y el Comité Olímpico Internacional anunciaron el martes que Tokio 2020 se disputará en 2021 a causa del impacto del covid-19 en la preparación de los atletas y las barreras migratorias que están restringiendo los viajes entre países. Cálculos de expertos indicaban que los Juegos Olímpicos que iban a comenzar el 24 de julio iban a generar para Japón un aumento en su producto interior bruto de cerca de 14.200 millones de euros. Parte de ese dinero podrá trasladarse al año próximo, cuando se llegue a celebrar la cita en fechas aún por definir, pero habrá una parte que se va a perder, porque muchos costes que estaban previstos por varios meses se extenderán un año más.
Y no es buena noticia para este año en Japón, que lleva meses resintiéndose por el impacto del coronavirus, con una caída interanual del PIB del 0,7% en el último trimestre del año pasado, y con perspectivas peores para 2020. La calificadora Fitch, por ejemplo, calcula que la economía nipona caerá este año un 1,1%, pero eso sin tener en cuenta un aplazamiento de los JJ. OO. Teniendo en cuenta ese elemento, el descenso estará próximo al 1,6%.
Hasta ahora, el Gobierno de Japón y el de Tokio han invertido entre 7.000 y 9.000 millones de dólares, según las fuentes, para organizar los Juegos, pero aunque todas las sedes estén ya terminadas, los gastos siguen y seguirán hasta que comience el evento deportivo más relevante del planeta. Si se tiene en cuenta el turismo, ya no llegarán este año centenares de miles de personas que se esperaban para este verano y que, según cálculos de la firma Nomura, iban a generar unos ingresos de unos 2.000 millones de dólares. De hecho, para 2020 el panorama turístico en Japón es desolador por el impacto del covid-19. Sólo en febrero la llegada de turistas cayó un 58,3% y un 87,9% en el caso de visitantes desde China, el país que más personas envía a tierras niponas. Los cálculos decían que durante las fechas olímpicas se iban a ocupar 46.000 habitaciones por día y habrá que ver si en 2021 se mantiene el flujo.
Por otra parte, el último presupuesto de los JJ. OO. fijaba en cerca de 441 millones de euros el precio de los alquileres que deben cubrir el Gobierno de Tokio y el comité organizador por las instalaciones que utilizan. Además, según el diario financiero Nikkei, todo el aparato olímpico emplea ahora unas 3.500 personas y según se acercaban las fechas llegarán a 8.000, sin contar los miles de voluntarios que se habían comprometido a colaborar. Para el presupuesto del año fiscal que termina este mes de marzo, los costes del mantenimiento de esos empleados están fijados en 33 millones de euros. Esa carga laboral terminaría en un principio en septiembre, pero ahora no.
Al coste laboral hay que agregar los gastos de mantenimiento como los del estadio olímpico, inaugurado en diciembre pasado, que ascienden a 20 millones de euros. Pero si se tienen en cuenta los alquileres y el mantenimiento de todos los estadios y las sedes olímpicas, el canal público de televisión NHK lo cifra en unos 5.328 millones de euros. Esos costes tendrán que ser cubiertos a tres partes, el Gobierno de Japón, el COI y las autoridades de Tokio, aunque la información disponible hasta ahora no indica cómo será finalmente. A todo ello hay que agregar las compensaciones que tengan que pagarse porque la villa olímpica y las sedes estaban contratadas hasta septiembre próximo, cuando iban a terminar los Juegos Paralímpicos, pero ahora tendrá que ser un año después.
Y por si fuera poco, el comité organizador ha vendido cerca de 4,5 millones de entradas, sin que esté claro si habrá un reembolso. "Analizaremos cómo garantizar los derechos de quien ha comprado ya los billetes", dijeron recientemente los organizadores. Aunque es un cálculo aproximado, el diario Nikkei calcula que, en total, el costo adicional por aplazar un año los JJ. OO. será de unos 2.490 millones de euros. En su rueda de prensa diaria, el ministro portavoz del Gabinete nipón, Yoshihide Suga, dijo que las "cosas pendientes" como los gastos se tendrán que definir entre las tres partes implicadas. "Tendremos una comunicación estrecha, si es necesario tomar medidas será de una forma adecuada", agregó Suga, sin dar ninguna pista.
Una cosa, por lo menos, se ha ahorrado el comité organizador, porque no tendrá que cambiar papelería, insignias ni logos, ya que los Juegos Olímpicos seguirán llamándose Tokio 2020, aunque se hagan en 2021.