- Con más de medio mundo encerrado en casa por culpa del coronavirus, el Comité Olímpico Internacional parece que ha entrado en razón. Le ha costado. El organismo presidido por Thomas Bach, hasta ayer por la tarde, un domingo en plena reclusión, se había mostrado impertérrito: Los Juegos Olímpicos de Tokio se debían celebrar entre el 24 de julio y el 9 de agosto. Pero el clamor del mundo del deporte, con Federaciones tan poderosas como las de Atletismo y Natación de Estados Unidos reclamando la suspensión de la cita nipona, parece que ha servido para que el COI rectifique. Los responsables del movimiento olímpico hablan ya abiertamente de un "escenario de aplazamiento" de los Juegos. Y se han dado cuatro semanas para estudiar la situación con el Comité Organizador y con los dirigentes locales, sin olvidar a los dueños de los derechos de televisión y a los patrocinadores. Porque el negocio es millonario y las pérdidas también lo pueden ser.
"Hay mejoras significativas en Japón, donde la gente dio una cálida bienvenida a la llama olímpica. Esto podría fortalecer la confianza del COI en los anfitriones japoneses de que, con ciertas restricciones de seguridad, se podrían organizar los Juegos Olímpicos en el país, respetando su principio de salvaguardar la salud de todos los involucrados. Por otro lado, hay un aumento dramático en los casos y nuevos brotes de covid-19 en diferentes países de diferentes continentes. Esto lleva a la conclusión de que hay que dar el siguiente paso en su planificación de escenarios", aseguró en un comunicado el COI, que maneja diferentes fechas para trasladar los Juegos Olímpicos. La primera hipótesis es que se celebren el próximo otoño, pero, previsiblemente, la agenda estará muy cargada al tener que completarse las competiciones aplazadas. Otra es que se disputen en el verano de 2021, un año que no es muy favorable, ya que también se disputan los Mundiales de Atletismo y Natación, dos de los deportes con más calado en las Olimpiadas. En 2022, con el Mundial de fútbol en Catar, que se disputará en invierno, dejaría sin gran atención mediática el verano.
Pero todo está por ver. Lo que parece evidente es que el COI ya no contempla celebrar los Juegos el próximo mes de julio, aunque no lo dice públicamente: "Una serie de lugares críticos necesarios para los Juegos ya no podrían estar disponibles. Las situaciones con millones de noches ya reservadas en hoteles son extremadamente difíciles de manejar, y el calendario deportivo internacional para al menos 33 deportes olímpicos tendría que adaptarse. Estos son solo algunos de los muchos desafíos que se presentan".
Poco después de hacerse público el comunicado del COI, su presidente remitió una carta a los deportistas olímpicos. "Al igual que usted, nos encontramos en un dilema: la cancelación de los Juegos destruiría el sueño olímpico de 11.000 atletas de los 206 Comités Olímpicos Nacionales, del Equipo Olímpico de Refugiados del COI, muy probablemente para los atletas paralímpicos, y para todas las personas que lo apoyan como entrenadores, médicos, funcionarios, compañeros de entrenamiento, amigos y familiares. La cancelación no resolvería ningún problema y no ayudaría a nadie. Por lo tanto no está en nuestra agenda", destacó el dirigente alemán.