GASTEIZ - El viento ulula en la París-Niza, que estos días no es la Carrera del Sol, pero sí de la lluvia, el frío y Eolo. En las jornadas en la que se agita el viento y enarbola su rebeldía, tirita el pelotón, angustiado por los designios de las ráfagas de aire, un contador de víctimas. El viento arreció y se llevó a Quintana, que empujado a la cuneta tuvo que seguir con la bici de su hermano Dayer, y a Alaphilippe, candidatos a todo, de la parte noble de la general. El Groupama y el Trek arreciaron con el viento y las carreteras expuestas para descascarillar al colombiano y al francés, penalizados con 1:25 en meta.

Una derrota entre ráfagas que tenían el sonido de un nido de ametralladoras. Pinot y Nibali ordenaron la carga de sus muchachos y el caos se instaló en el pelotón, que dejó de serlo para convertirse en las cuentas de un rosario. En ese escenario, Pinot perdió el paso y Nibali facturó ventaja junto a Sergio Higuita, que se agarró al tren. También el líder Schachmann. Entre los elegidos, con los Bora siendo mayoría, Nizzolo (NTT) se impuso al esprint.

París-Niza

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