MADRID. Garbiñe Muguruza perdió este sábado la opción de conquistar el Abierto de Australia, después de caer en la final por 4-6, 6-2 y 6-2 ante la estadounidense Sofia Kenin, y se quedó con la miel en los labios de lo que habría sido su tercer torneo del 'Grand Slam'.

A sus 26 años, Muguruza se ha coronado sobre la tierra batida de Roland Garros en 2016, ante Serena Williams, y sobre la hierba de Wimbledon en 2017, frente a su hermana Venus Williams.

En esta ocasión, fue otra estadounidense quien privó de la gloria a Muguruza. Fue en un partido que se alargó 2 horas y 3 minutos sobre la pista de un Rod Laver Arena que jaleó las buenas rachas de ambas tenistas, con el objetivo de ver tres mangas si era posible.

Dicho y hecho, la igualdad fue la tónica dominante y quedó claro desde el inicio. Transcurrieron algo más de 10 minutos para ver el primer 'break', en favor de una Muguruza muy sólida con su golpe de derechas y que así se situó 1-3 arriba.

Su andadura por el Melbourne Park, donde hasta ahora nunca había pasado de cuartos de final, estaba siendo fiable y el duelo por el título requería un desempeño similar. No en vano, la hispano-venezolana disfrutó de hasta cuatro bolas de rotura en el séptimo juego, incluido un 0-40.

La tenista estadounidense sacó entonces el ímpetu que ya había lucido hasta este encuentro definitivo por el campeonato. Salvó ese precipicio y, para colmo, ganó el juego siguiente (4-4) en la única opción de 'break' que tuvo favorable en toda la primera manga.

Pero su adversaria no titubeó y le devolvió la jugada de inmediato, poniéndose 4-5 y teniendo saque para adelantarse en la final. Con templanza, Muguruza consolidó ese segundo quiebre y el 4-6 le dio alas para el set posterior, donde ambas empezaron demoledoras al servicio.

EFICACIA LETAL DE KENIN

En el cuarto juego, después de tres adjudicados en blanco, Kenin exhibió de nuevo la máxima eficacia en pelotas de quiebre. No malgastó su primera opción en dicha manga y colocó el 3-1, consolidando sin problemas tal situación y encarrilando el triunfo parcial por 6-2.

El octavo juego, que le había servido a Kenin para empatar el partido, también había vivido una sola bola de 'break' como suficiente garantía de éxito. Eso demostraba que Muguruza no podía conceder ningún resquicio, ya que la joven estadounidense parecía letal.

Nacida el 14 de noviembre de 1998, en Moscú y no en el territorio de las barras y estrellas, Kenin actuaba en los momentos decisivos como si llevase más finales que su idolatrada Serena Williams. Y como gran muestra, el punto de inflexión que hubo en el quinto juego.

Muguruza, que ahí se puso con un amenazante 0-40, desperdició lo que ya parecía una rampa hacia otro éxito en un 'grande'. Su contrincante levantó esas tres pelotas de 'break' y redondeó su formidable ejercicio rompiendo en el siguiente intercambio de golpes (4-2).

La estadounidense había renacido de sopetón y a la hispano-venezolana le costó asimilarlo, sin casi margen para la remontada. Cayó en el séptimo juego y nuevamente cedió su saque, en el que se convirtió en octavo y definitivo hasta reflejarse el 6-2 que coronó a una yanqui nacida entre el frío moscovita y que apenas tiene 21 años.