La verdad es que siento como que el Villarreal CF es un club de reciente creación. Salvo dos temporadas en Segunda en los primeros años de la década de los 70, no es hasta la campaña 92-93 cuando vuelve a aparecer en la liga profesional y va escalando puestos hasta jugar la Champions y la Europa League (también aquella insustancial Intertoto) durante varias temporadas. Alavés y Villarreal ascendieron juntos a Primera en la temporada 1997-98, aunque al año siguiente perdió la promoción por la permanencia ante el Sevilla. Al año siguiente retornó a Primera donde se mantuvo hasta la temporada 2011-12 en la que volvió a descender a Segunda, con Wakaso en sus filas, para regresar un año más tarde.
A mí siempre me ha parecido el Villarreal un club digno de admiración. Alabo lo conseguido por un equipo de pueblo (unos 51.000 habitantes) con cerca de 17.000 socios, un tercio de la población, en un campo con una capacidad de 23.500 espectadores. Cierto es que tiene un gran patrocinador y todo lo hace más fácil. Ha pasado de fichar a grandes jugadores internacionales a gozar de una de las mejores canteras globalizadoras de España. Fue el club que más jugadores aportó a la selección en la última convocatoria por encima del Madrid o del Barcelona.
La primera vez que visité el campo de El Madrigal (su antiguo nombre) fue en la temporada 1995-96, año que estrenábamos la segunda categoría, primera en la que las victorias sumaban los puntos de tres en tres y el rival llevaba ya tres campañas en ella con más pena que gloria. Fue un miércoles 24 de enero y el Alavés, dirigido por el inolvidable Txutxi Aranguren, ganó por 0-1 con gol de Víctor Bermúdez. Actuaron aquel día Aitor Arregi e Iñaki Berruet, posteriormente jugadores del conjunto levantino. Además, el delegado era por aquel entonces otra persona con pasado albiazul: el exportero Enrique Basauri. En las filas del Villarreal comenzó la temporada en el banquillo el sestaotarra Fidel Uriarte que fue cesado en la jornada 9 y sustituido por el inefable David Vidal. Después del encuentro fue curioso ver (por el lugar y la hora) a un directivo local echando un rapapolvo a su entrenador en el portal de una casa cerca del estadio.
Ante la última visita, el que el conjunto amarillo hubiera marcado en todos los encuentros de este curso ya era por sí solo un hándicap para un invitado tan tierno como el Alavés, y que fuera el máximo goleador en casa tampoco presagiaba nada bueno. Pero no puede negarse que lo ocurrido en el estadio de La Cerámica, la mayor goleada de la temporada, haya sido una sorpresa. Aunque era una posibilidad que se venía anunciando desde hacía tiempo por la desigual eficacia y la poca solidez de la que ha hecho gala el conjunto albiazul cuando juega de local a cuando lo hace de visitante, no dejó de sorprenderme. Escribía en esta página el otro día que el Alavés debería demostrar lo bueno que ofrece en su casa también fuera de ella (y encima en un campo donde se nos ha dado bien, especialmente en las tres últimas temporadas), pero el conjunto de Garitano no está para muchos trotes. Parece un equipo mal hilvanado, al que se le rompen las costuras con excesiva facilidad cuando vienen mal dadas. Cuatro goles como cuatro soles son los que le endosaron, muchos para un conjunto cuya característica principal es el entramado defensivo; demasiados para un inocuo visitante como para alcanzar algo de provecho. Ahora bien, lo que nunca hubiera esperado era que en los primeros minutos del encuentro el Villarreal consiguiera el primer tanto al contragolpe. El mundo, al revés.
El equipo de Calleja fue superior durante la mayor parte del encuentro, salvo en los primeros minutos del segundo período donde los de Garitano consiguieron el empate por mediación de un Lucas Pérez que lleva cuatro partidos seguidos marcando, aunque en esta ocasión, igual que en Valencia, no haya servido de nada para el colectivo. Como dato curioso, el último jugador alavesista en conseguir esta hombrada fue un tal Javi Moreno. Y el próximo rival es nada menos que el Atlético, un equipo al que en los seis últimos enfrentamientos solo le hemos marcado un gol y no fue en Mendizorroza precisamente. ¿Seguirá con su racha el goleador Lucas? ¿Mantendrán la puerta a cero los de Simeone? ¿Continuarán los albiazules en la misma línea ante su afición? Las respuestas a estas y otras preguntas las conoceremos hoy sobre las nueve de la noche. VAR mediante.