bilbao - El futuro no espera a nadie. En los tiempos donde el hoy es ayer y el ayer pertenece al pasado lejano, Tadej Pogacar (21 de septiembre de 1998, Komenda) es un veinteañero que se está bebiendo el porvenir a grandes tragos. No es el ciclismo que viene. Es el ciclismo que es, como el de Egan Bernal, campeón del Tour con 22 años, o el de Remco Evenepoel, el prodigio que celebró la Clásica de Donostia. El esloveno, “un talento puro, de clase, con instinto ganador”, según explica su director, Josean Fernández Matxin, asombra en su primera aparición en una grande después de alzar los brazos en la Vuelta al Algarve y en el Tour de California. Pogacar deslumbra.
El esloveno es tercero en la general después de firmar dos exhibiciones. En Cortals d’Encamp completó una actuación colosal. En Los Machucos repitió. “Con dos etapas estamos más que satisfechos. A partir de ahora lo que tiene que hacer Pogacar es disfrutar. Lo que queda es intrascendente”, dice Matxin para frenar la euforia que se ha desatado alrededor del fenómeno esloveno, un corredor “prudente, que se deja aconsejar”, analiza Matxin sobre Pogacar, al que descubrió como juvenil.
El pasado año, el esloveno, campeón de su país en contrarreloj, se hizo con el Tour del Porvenir. “Es un ciclista muy completo y de gran proyección. No destaca especialmente en nada, pero todo lo que hace, lo hace bien. Es buen escalador y buen contrarrelojista”, describe Matxin sobre el imberbe talento. - C. Ortuzar