Belo horizonte - Llegó a Brasil hace cuatro semanas con toda la delegación albiceleste, se colocó el brazalete de capitán en cuatro partidos y marcó un gol, de penalti ante Paraguay en la segunda jornada... Pero la Copa América aún está esperando una gran noche de Lionel Messi.
El astro del Barça todavía no ha regalado la gran actuación que todos los aficionados, argentinos o no, aguardan, y los focos apuntarán a él hoy en el estadio Mineirao de Belo Horizonte (2.30 horas del miércoles en Euskadi) dará comienzo la semifinal Brasil-Argentina.
El valor del partido, el último paso antes de la final del Maracaná, y la histórica rivalidad futbolística con Brasil, se unen en este partido a una estadística no menor: Messi empatará en ese encuentro a Javier Mascherano como el futbolista argentino con más partidos disputados en la Copa América (26), y en caso de llegar a esta final, se pondría en la cúspide de esa lista.
Pero nunca ha ganado este torneo. El ansiado título de Messi con la Albiceleste estaba preparado en la ediciçon anterior, pero se encontró con los penaltis y de nuevo contra Chile, en un partido cerrado con 0-0. Y vbolvió a perder. Aquella fue probablemente la mayor decepción de Messi en su trayectoria en la selección argentina. “Se terminó para mí la selección. No es para mí. Lamentablemente lo busqué, era lo que más deseaba y no se dio”, dijo tras aquel encuentro.
Luego se retractó de su decisión, disputó el Mundial de Rusia 2018, un convulso torneo en el que cayeron en octavos ante Francia y tras el cual volvió a apartarse temporalmente de la Albiceleste. Pero retornó para los amistosos de marzo y la Copa América, siempre con el recuerdo de 2016 en la memoria. “Lloré por muchas cosas. Era una final más perdida, contra Chile y tras un torneo en el que fuimos superiores. Merecíamos ganar”, dijo a un canal argentino días antes de arrancar el torneo en Brasil.
En esta Copa América, todavía no se ha visto la versión de Messi que todos desean. No estuvo en el mal inicio ante Colombia (0-2), frente a Paraguay fue sujeto por los rivales aunque anotó el penalti (1-1) y en las victorias ante Catar y Venezuela (ambas por 0-2) no fue determinante.
Apenas doce remates, cinco de ellos a puerta, y cinco ocasiones generadas para sus compañeros contemplan a Messi en estos cuatro encuentros. Se viene Brasil, un rival al que esperaba, pero quizás no tan pronto.
En una Copa América en la que el 10 argentino se ha quejado varias veces por el resultado de los campos, también ha admitido que es un torneo “muy igualado” aunque “poco fútbol”. “Es más lucha que otra cosa. Se hace difícil. Nadie regala nada”, señaló durante el torneo.
Contra Brasil será algo diferente. La anfitriona tendrá que proponer juego en un escenario, el Mineirao, que le trae a la memoria nefastos recuerdos -el 1-7 ante Alemania en las semifinales del Mundial 2014-, lo que podría generar los espacios que Messi ha deseado pero no ha encontrado todavía.