toronto - El baloncesto lo inventó un canadiense, James Naismith, y ayer los Toronto Raptors honraron su memoria al conseguir el primer título de la NBA para una franquicia del país. Lo hicieron sin ningún jugador de Canadá en sus filas, pero en cierta manera se han convertido en el equipo que ha abrazado toda una nación después de que no cuajara la apuesta de Vancouver. 24 años después de su llegada a la liga, la ciudad de Ontario y su entregada afición han llevado el lema de We are the North hasta el éxito final para romper con la imagen de perdedora que tenía la franquicia tras toparse varias veces contra la grandeza de LeBron James. La marcha del de Akron a los Lakers y el fichaje de Kawhi Leonard colocaron a los Raptors ante su gran oportunidad y no la han desaprovechado porque, además, el destino les ha ido allanado el camino.
Los canadienses han destronado a los Golden State Warriors cuya resistencia ha sido heroica en una final en la que, después del primer partido, se produjeron cinco victorias visitantes. Los Raptors no han perdido esta temporada en la caldera del Oracle Arena, que ayer vio también su último partido de la NBA, y solo por eso hay que concederles crédito. Pero ha producido lástima ver caer a las estrellas de los Warriors, como si de alguna manera la suerte quisiera castigar esa concentración de talento en su quinteto titular que fue criticada en su día.
Al inicio de los play-offs cayó Demarcus Cousins y cuando ha vuelto lo ha hecho muy lejos de su mejor versión. Luego, se lesionó Kevin Durant en el quinto partido de semifinales de conferencia y cuando regresó se rompió el tendón de Aquiles en el quinto de la final. Y, al final, Klay Thompson, que ya se había perdido el tercer choque ante los Raptors, tuvo que salir del sexto con el ligamento cruzado de la rodilla roto tras haber anotado 30 puntos en 31 minutos.
Con dos de sus estrellas caídas en combate para muchos meses, todo quedó en manos de Stephen Curry, tocado tras ver de nuevo a un compañero salir por el túnel de vestuarios. Pero el genio de Akron es también humano y no hace milagros. Falló el tiro que pudo provocar el séptimo partido, pero eso solo habría supuesto alargar la agonía de un equipo destrozado por las lesiones.
Antes de eso, hubo un partido enorme que los Raptors empezaron a encauzar en la primera parte gracias a un acierto excepcional en los triples y un Kyle Lowry. Aún así, los campeones de la Bahía se aferraban a la vida con canastas en la zona y la aportación de Klay Thompson desde la media y larga distancia. El mando en el marcador se alternaba hasta que ocurrió la desgracia del menos mediático de los Splash Brothers. El duelo alcanzó una altura emocional que los canadienses supieron manejar. Andre Iguodala apareció entre bastidores para compensar que Stephen Curry estaba estrechamente vigilado por la defensa de los Raptors y apenas podía lanzar. Draymond Green, con un triple-doble enorme, tenía que hacer de todo, aunque cometió algunos errores que los visitantes aprovecharon gracias a su buen orden táctico, su solidez y a acciones brillantes de Leonard o Siakam.
Los Warriors avanzaban con el corazón y el recuerdo de sus tres anillos en cuatro años hasta que surgió otra de esas figuras que hacen que la NBA parezca guionizada desde Hollywood. Fred Van Vleet, un jugador no drafteado en su día, tomó la responsabilidad y con doce puntos y triples letales en el último cuarto sepultó la esperanza de los Warriors, que aún recuperaron la última posesión para ponerla en manos de Curry. Pero su líder, con todas las miradas sobre él, falló. El deporte, con lo justo y lo injusto, premió a los Toronto Raptors y castigó a los Warriors, que cierran una etapa triunfal con dos de sus estrellas en el quirófano. La NBA entona el 0h, Canadá para honrar al decimonoveno campeón de su historia.
Kawhi Leonard. Es el tercer jugador que es campeón y MVP de las finales con dos equipos diferentes: San Antonio y Toronto. Los otros dos son Abdul-Jabbar (Milwaukee y Lakers) y LeBron (Miami y Cleveland).
Nick Nurse. Se convierte en el noveno entrenador debutante que gana la NBA y en el primer campeón de la NBA y la Liga de Desarrollo.
El técnico campeón corona con el anillo una trayectoria por equipos de segunda fila: “Espero que mi historia inspire a otras personas en situación similar. Nunca me importó a qué nivel entrenaba. Solo quería aprender y ser mejor”.
La estrella de los Warriors afirmó que las lesiones perjudicaron a su equipo “cuando mejor estábamos jugando”, aunque dio todo el mérito al triunfo de los Raptors. Además, avisó: “Esto no significa que nuestra brillante trayectoria haya acabado”.