augusta - Tiger Woods apareció en la última jornada del Masters con la camiseta roja y el pantalón negro. Sus colores de batalla habituales, el equipaje de las grandes citas y sinónimo de que otro capítulo en la historia gloriosa del golf está a punto de escribirse. Augusta presenció un regreso al pasado y la resurrección definitiva del ídolo. El deportista que convivió con las leyendas volvió a hacer acto de presencia tras su paso por los infiernos. Catorce años después, Tiger volvió a vestirse con la chaqueta verde. Lo hizo remontando los dos golpes de desventaja con los que arrancó los últimos 18 hoyos. Con ese juego transformado por unas lesiones que le hicieron coquetear con la retirada, pero con algo que ni las dolencias físicas ni los problemas extradeportivos pudieron cambiar. Ese instinto de campeón olvidado por muchos que el se empeñó en mantener a la espera de que se dieran las circunstancias de volver a sonreír con un major en sus manos. Once años después de su último US Open, Woods conquistó el Masters de Augusta y firmó su decimoquinto grande.

“Solo quiero volver a ganar un grande para que mis hijos vean triunfar a su padre”, dijo hace un tiempo Tiger Woods. Palabras que sonaron a locura hace dos años cuando el golfista estadounidense apenas podía golpear unas bolas por culpa de una espalda destrozada. Pero aquel hombre que en su día cambió la historia del golf con un talento descomunal, no había dicho su última palabra. Resurgió la temporada pasada con un triunfo en el Tour Championship que llenó portadas y en los dos últimos ‘majors’ estuvo cerca de confirmar definitivamente su retorno. Sin embargo, un genial Molinari le tumbó en el British Open y tampoco pudo vencer a Brooks Koepka en el US Open. Esa guinda llegó a la tercera. Tiger demostró en Augusta que a pesar de tener un palmarés estratosférico, todavía guarda ases en la manga, trucos nunca vistos capaces de sacar en los escenarios más selectos. El de Cypress nunca había ganado un grande sin salir como el primer clasificado en el último día y ayer cayó esa maldición, una de las pocas que le quedaban.

El estadounidense hace mucho tiempo que dejó de destrozar récords de juventud, ahora aspira a las marcas de longevidad. Dos revoluciones diferentes. Ayer, Woods se convirtió en el undécimo golfista más mayor en hacerse con un grande. Para un golfista con ese apetito voraz, diez nombres son demasiados pero con su victoria en el Masters dejó claro que todavía tiene cuerda para rato y volvió a entrar en la carrera por ser el golfista con más majors de la historia, presidida por los 18 títulos de Jack Nicklaus. Tiger Woods es el golfista de las dos épocas y ayer le tocó combatir con rivales que crecieron en su día idolatrándole y que tuvieron la mala suerte de ser los testigos directos del excelente juego que es capaz de desplegar el de Cypress cuando está en racha.

Molinari que destrozó el cuento de hadas de Woods en el British Open apareció de nuevo como principal rival a batir. El italiano, considerado como uno de los golfistas más fiables del circuito, dominó en los primeros hoyos e incluso pudo aumentar en un golpe su renta. La ‘Maquina’ lleva un año y medio de campanillas y la chaqueta verde era la prenda perfecta para celebrar su grandísimo momento. Pero Tiger supo aguantar en los malos momentos y esperar su oportunidad.

Las grandes historias necesitan de grandes escenarios y si ya de por sí el campo de Augusta era un lugar perfecto, Woods dio el golpe en la mesa en el lugar más emblemático del campo, en Amen Corner, los hoyos 11, 12 y 13. El primer intentó acabó en tablas, pero en el segundo, ese hoyo donde las corrientes confunden a los golfistas, Molinari se fue al agua. En el 13 Tiger era ya líder. El italiano realizó un regalo en el 15 con otro double bogey y Woods no perdonó. Olió sangre y reventó el torneo. Ya no hubo manera de detenerle. Con la seguridad de los campeones certificó su victoria y solo cambió su rictus en el 18 para mostrar una ligera sonrisa. Woods había cerrado el ciclo y había cumplido un deseo que parecía imposible, sus hijos vieron a su padre ganar.

Clasificación general

1. Tiger Woods 275 (-13)

2. Dustin Johnson 276 (-12)

2. Xander Schauffele 276 (-12)

2. Brooks Koepka 276 (-12)

5. Jason Day 276 (-12)

5. Webb Simpson 277 (-11)

5. Tony Finau 277 (-11)

5. Francesco Molinari 277 (-11)

9. Jon Rahm 278 (-10)

9. Patrick Cantlay 278 (-10)