Bahréin - ¿Quién lo diría? Por momentos Ferrari se desquitó en el Gran Premio de Bahréin de la bochornosa imagen ofrecida en la primera carrera de la temporada. De hecho, brillaba. Pero la mecánica también juega en este deporte. Incluso decide. ¡Qué se lo digan el pobre Charles Leclerc!

Leclerc, segundo más joven de la historia en conseguir la pole -lo ha logrado en su carrera número 23-, cedió su condición en favor de Sebastian Vettel en la misma recta de salida. Acto seguido, Valtteri Bottas también relegó al joven monegasco de 21 años. Si bien, el orgulloso debutante de Ferrari se recompuso con la maestría de los más ilustres: tardó seis vueltas en recuperar el mando en el circuito de Shakir con adelantamientos limpios en pista a Bottas y también a Vettel. Ferrari temblaba antes de conocer el comportamiento de sus pilotos. “Soy más rápido, chicos”, lanzó Leclerc por radio instantes antes de rebasar a Vettel. Lo era. Y mucho.

En ese intervalo, pugnando Carlos Sainz por la quinta plaza de Verstappen, se tocó con el holandés y el madrileño se vio obligado a visitar el garaje; se fue a la cola para abandonar a falta de una vuelta para el final. Por su parte, Hamilton ganó la tercera posición de Bottas. El orden: Leclerc, Vettel, Hamilton...

En el primer cambio de neumáticos, Hamilton realizó a un undercut a Vettel para perseguir al aislado Leclerc. El monegasco gozaba de un sólido ritmo que le iba distanciando de la competencia con el discurrir de las vueltas. Para mayor gozo, el inglés de Mercedes padeció de excesivo consumo de gomas. “Tengo problemas muy serios; mis neumáticos están acabados”, describió Hamilton con unas ruedas blandas que habían completado apenas 7 vueltas. Así, Vettel aprovechó las carencias y recuperó la segunda plaza. Esto era gloria para Leclerc, que se alejaba a casi 8 segundos en la vuelta 25. También para Ferrari, que copaba la clasificación. Domingo de jolgorio parecía ser. Nada más alejado de la realidad.

Pintaba bonito para la Scuderia y concretamente para Leclerc. Ferrari estaba en situación de responder al doblete de Mercedes en la inauguración de la temporada en Australia, donde los monoplazas italianos fueron cuarto (Vettel) y quinto (Leclerc). Ferrari se sacudía la pésima imagen de Melbourne, el tremendo contraste con la brillante pretemporada. No obstante, la carrera pudo representar el inicio de una lucha de egos en la casa de Maranello. Ya en Australia ordenaron a Leclerc levantar el pie del acelerador para no adelantar a Vettel, pero en Bahréin el joven se subió a las barbas del veterano.

desastre para ferrari La medida de la actuación de Leclerc la ofreció precisamente Vettel, que en la vuelta 38 era acosado por Hamilton y cometió un tremendo error. Tratando de proteger la segunda posición, abrió gas antes de tiempo y terminó cruzando el coche en mitad de la pista. Fue doblegado por la presión. Pero además, los planos en sus calzos provocaron que en la recta de meta el alerón delantero tocara el asfalto y estallara. Consecuencia: paso por boxes y descenso a la novena plaza. Remontaría Vettel hasta la quinta. Para Ferrari quedaba la efímera baza de Leclerc.

La diferencia entre Australia y Bahréin sobre la actuación de Ferrari y Mercedes la brindaron la velocidad de la unidad de potencia y la aerodinámica de los coches italianos, pero también una degradación considerable en los bólidos alemanes. Hasta que llegó el desastre total.

A falta de 10 vueltas para estrenarse con la victoria, el coche de Leclerc sufrió un fallo mecánico de motor. Pánico. La ventaja en el liderato era de 10 segundos sobre Hamilton. En solo dos vueltas se esfumaron. Y a tres del final, los 30 segundos sobre Bottas, también. Leclerc caía a la tercera plaza. “¡Oh, Dios mío!”. No daba crédito el joven, que terminaría pidiendo perdón por nada. Cosas de la humildad.

Como por obra de cierta justicia divina, los Renault abandonaron en la vuelta 55, a dos de la conclusión. Apareció el safety car y protegió el podio de Leclerc del amenazante Verstappen, con ritmo de subir al cajón.

Ante semejante ruina, Mercedes firmó otro doblete, solo que esta vez lo copó Hamilton. Aunque Ferrari aseó relativamente su imagen, ha cedido en Australia y Bahrein, dos escenarios en los que venció en 2017 y 2018. Aunque Hamilton rebajaba los motivos de alegría. “Es muy desafortunado para Leclerc”, advertía el inglés, que llegó a decir cuando rodaba tercero: “El Ferrari corre mucho”. Para su brindis por la primera victoria del año fue necesaria la desgracia mecánica de Leclerc. Pero esto son las carreras...