Real Madrid98

Zaragoza96

REAL MADRID Causeur (14), Reyes (8), Ayón (20), Llull (18), Deck (1) -equipo inicial-, Randolph (14), Rudy (4), Yusta (6), Prepelic (3) y Thompkins (10).

TECNYCONTA ZARAGOZA Martín (12), McCalebb (6), Okoye (18), Seibutis (19), Vázquez (12) -equipo inicial-, Justiz (3), Barreiro (8), Berhanemeskel (9), Radovic (6) y Alocén (3).

Parciales 31-31; 22-21; 23-22; 22-22.

Árbitros Martín Bertrán, Oyón y González.

Pabellón WiZink Center.

madrid - El Real Madrid, con un Gustavo Ayón que sobrevoló por encima del resto, consiguió la victoria ante el Tecnyconta Zaragoza en el último suspiro por 98-96, en un partido con alta anotación y en la que el equipo aragonés no sufrió de vértigo por medirse en ataque con el mejor en este aspecto.

Real Madrid y Zaragoza comenzaron el partido con una clara vocación ofensiva que se transformó, al final del primer cuarto en un 31-31, una altísima anotación para el disfrute de los aficionados, con Ayón y Causeur como los más destacados por la parte local y con Seibutis y Okoye por los visitantes.

El equipo maño se sintió a gusto con la dinámica de marcador alto y aguantó el tirón. De hecho fue una genialidad de Causeur, con robo y canasta en el último suspiro, lo que permitió al Madrid igualar el marcador al término de los primeros diez minutos. En el segundo acto, el Madrid pareció querer introducir la defensa en la dinámica del partido, pero fue más una intención que una realidad, porque el Zaragoza siguió dominando en el marcador las más de las veces, 39-46 (m.15.), y sólo al final volvió el Madrid a igualar el luminoso, para acabar marchando a vestuarios con una pírrica ventaja, 53-52.

Ayón y Causeur volvieron a ser el sosten de un anfitrión sin cambios de juego ni velocidad, mientras que Seibutis y Nacho Martín lo fueron del Tecnyconta, que no se asustó por luchar ante el máximo anotador de la competición. En el cuarto decisivo, el Madrid intentó despegarse en el marcador, 83-79 (m.33), pero la falta de acierto en muchos tiros liberados, problemas puntuales de rebote defensivo y la ausencia de vértigo en los aragoneses volvieron a propiciar la igualdad. Ni a Llull ni a Okoye les tembló el brazo, 96-96, y en el último ataque Llull volvió a asumir la responsabilidad. Erró su tiro, pero Randolph evitó el sonrojo con un palmeo. - Efe