elgoibar - Los atletas alaveses Iván Fernández y Elena Loyo lograron ayer los primeros puestos entre los atletas vascos que participaron en el Cross Juan Muguerza de Elgoibar. Pero fueron los corredores de origen africano los que coparon el cajón más alto del podio. Dos kenianos, Rhonex Kipruto y Hellen Obiri, aterrizaron hace unos días en Gipuzkoa mirando al cielo. El chaval, nacido en 1999, es un reconocido y prometedor pistero. Campeón del mundo junior en 10.000 metros y autor de unos estratosféricos 26:46 en los diez kilómetros en ruta (el pasado septiembre en Praga), tenía muchas opciones de ganar en Elgoibar si las campas de Mintxeta amanecían ayer sin barro. De Obiri, poco nuevo que apuntar: plata olímpica en Río de Janeiro sobre los 5.000 metros, su distancia fetiche. Y oro hace dos años en los Mundiales de Londres, en la misma modalidad.

Cuanto más se pareciera el circuito guipuzcoano al tartán o al mero asfalto, mejor que mejor. Y así terminó ocurriendo. Porque sí, llovió durante las horas previas a la carrera. Y hubo zonas determinadas en el trazado con chocolate en el piso. Pero nada que impidiera correr de verdad a dos consumados especialistas en pruebas de firme más sólido. Kipruto y Obiri reventaron sus respectivas carreras mediadas las mismas. Pero la falta de emoción no fue sinónimo, en ningún caso, de ausencia de espectáculo. La afición guipuzcoana y vasca, un valor seguro, pudo disfrutar de atletismo de primer nivel mundial.

magnífico kipruto La prueba masculina apuntaba a priori a deparar un intenso duelo entre el propio Kipruto y el etíope Selemon Barega, vencedor el año pasado. Sorprendió la salida a fuego de este último, quien completó en la vuelta inicial un 200 de vértigo mediante el que se despegó, junto a Kipruto y a Stanley Waithaka (ganador en Amorebieta el domingo pasado), del resto del pelotón. El elenco de africanos completó destacado el primer kilómetro de la prueba (parcial de 2:52), pero Barega enseguida cesó en su intento de romper la carrera, al comprobar que no abría hueco respeto a sus rivales más peligrosos. El ritmo bajó en el segundo mil (3:06), y como consecuencia de ello los Toni Abadía, Javi Guerra y compañía pudieron reengancharse a la cabeza.

Las hostilidades irreversibles comenzaron cuando la competición pasó a implicar vueltas al circuito grande, cuyas pendientes facilitaron los ataques de Kipruto. En el primer paso por la cuesta de contrameta aceleró el ritmo. Y unos hectómetros más adelante, en la trasera del graderío, terminó de descolgar a los mejores atletas estatales. En el segundo giro grande, el keniano, a la postre ganador, repitió procedimiento. Primero eliminó a Waithaka sobre la gravilla. Y después se marchó en solitario, distanciando a Barega en el verde. Lo que empezó entonces fue una cabalgada en solitario de Kipruto, quien no aflojó en ningún momento, enamoró con su forma de correr y abrió segundos y segundos respecto al defensor de la txapela, finalmente segundo.

obiri no da opción Antes, la victoria de Hellen Obiri en la carrera femenina había supuesto una especie de preludio de lo visto posteriormente con los chicos. Eso sí, sin tirones iniciales. Las atletas de origen africano recorrieron juntas los primeros dos kilómetros (parcial global de 6:19), con Beatrice Chepkoech marcando el ritmo y Obiri al acecho. El momento elegido para el esperable tirón se produjo mediada la competición y cuesta abajo. Aunque tampoco es que Obiri necesitara acelerar para poner tierra de por medio. Simplemente siguió completando miles en tiempos de en torno a 3:10 y, como es lógico le valió para firmar una victoria incontestable.

Detrás, en la lucha por la segunda plaza, la generosidad inicial de Chepkoech facilitó a la ugandesa Stella Chesang colgarse la plata virtual. La carrera tuvo poca historia... o mucha. Porque, como sucedió en su edición masculina, alimentó un palmarés que ayer ganó caché. Todavía más caché.