A falta de una jornada el de Abelardo ya es el mejor Alavés de toda la historia en LaLiga en la primera vuelta del campeonato. Firmó esta efeméride después de una remontada contra el Valencia que le deja dentro de los cuatro punteros. Fue otra de esas tardes, de las que ya hemos visto unas cuantas, en las que el equipo quizás no hace su mejor inicio pero acaba metiendo al rival en su jeroglífico y controlando casi todos los puntos calientes del juego para acabar decantando el resultado. A día 8 de enero de 2019 podemos volver a escribir otra vez que la pinta del recién estrenado año es que parece un gran tiempo de nuevo para ser alavesista. Con el paréntesis de hace doce meses (yo lo veía muy negro), casi cada año de los últimos empieza con mejores expectativas que el anterior. Y ojo porque se vienen superando con creces últimamente.
El epílogo del partido dejó el enésimo autorretrato de Marcelino, notable entrenador, dudoso deportista, horrible comunicador. A ojos de muchos el respeto hacia este hombre se quedó en la semana previa a ese partido en el que el Villarreal, que meses después le despediría por ello, fue participe de la fiesta de celebración de la permanencia del Sporting de Gijón. Estoy seguro de que no dio a sus jugadores ninguna instrucción extraña, pero la mujer del César, además de serlo tiene que parecerlo. Y la mujer de la mujer del César no tiene que poner estupideces en Facebook sabiendo cómo ha venido el temporal previo, con Valladolid y alguna ciudad española más clamando contra Marcelino. Insisto, fue más falta de tacto y decoro que una supuesta manipulación de la competición. Eso sigo pensando. En Mendizorroza, al torpe entrenador del Valencia (al menos a la entrega de este artículo) no le ligó ni la carta del estúpido populismo de meter cualquier cosa externa, como en este caso las heladas de enero en el norte de España, en el paraguas ese de “cómo permite la mejor Liga del mundo que se juegue en un césped así”. Ni el más antiTebas de tu equipo te la va a comprar, campeón. Marcelino debería preguntarse por qué está haciendo esta mierda de temporada con un equipo en el que le mantuvieron a Gayá, Kondogbia, Parejo o Rodrigo y le compraron a Guedes. Ese es el verdadero problema de un técnico que se siente acorralado y que seguramente sepa que este es el último gran proyecto que va a tener en su carrera como entrenador, al menos en España. El batacazo en el Valencia le obligaría de nuevo a volver al barro de los clubes que buscan sobrevivir y gracias mientras observa como la generación de los Machín o Gracia sube como la espuma. También habría que meter en esa hornada de técnicos a un Abelardo a quien no tengo claro que se esté valorando en su justa medida a nivel nacional. Sí, de vez en cuando sale un tuit random diciendo dónde cogió al Alavés y dónde lo tiene y cuando acaban los números, a modo de síntesis, se remata con la palabra milagro. ¿Milagro? Milagro es que Guidetti sea futbolista profesional de Primera. Aunque sea más condescendiente que otra cosa, milagro es la antítesis de lo que se puede catalogar la temporada del Alavés, que simplemente es la suma de aciertos en todos los niveles del club. Desde el director deportivo, que ha confeccionado un conjunto que, por ejemplo, tiene una de las mejores nóminas de cuatro centrales de LaLiga, a un grupo de jugadores que está rindiendo cerca de su máximo nivel. Entre medias está la figura de un Abelardo que pone todas las piezas en orden y que ha creado un sistema sólido que refuerza individual y colectivamente a sus hombres.
El sábado volvió a remontar porque tiene el fútbol y también porque tiene convicción en lo que hace. No voy a entrar de nuevo en eso, pero estoy convencido de que a Abelardo no se le valora lo que merece porque practica ese fútbol (no fúpbol) que durante más de una década se han empeñado algunos en desprestigiar sistemáticamente. El cacao que han formado a muchos observadores con qué es jugar bien y qué no me temo que es irreparable hasta dentro de un par de generaciones. Pero bueno oye, que se escriban libros y se hagan documentales y comedias de un Setién y sus siete joaquines y el Alavés por el camino vaya a Europa, por ejemplo.
* Y a continuación, en vez de puntuaciones, unas pocas previsiones, como es tradición..