valencia - Casi mil días después, Iván Fernández volvió a sentirse atleta. Y lo hizo no ya tanto por terminar tercero en el prestigioso maratón de Valencia disputado ayer sino sobre todo por las sensaciones con las que terminó una prueba donde tuvo que luchar contra los mismos demonios que meses atrás le habían obligado a echar el cierre temporal a una carrera que no transitaba por donde el vitoriano y su equipo querían. Sin excusas ni ruido mediático alguno, el atleta internacional del Club El Prado decidió dar un paso atrás para masticar en solitario la amargura del fracaso y encarar el camino hacia la salida de un túnel que, por momentos, le hizo replantearse su carrera. Todo ese período de reflexión y apendizaje se le pasó ayer por la cabeza poco antes del pistoletazo de salida en Valencia. Semanas atrás ya le había ocurrido algo parecido en la Behobia San Sebastián, donde decidió reaparecer tras ese tiempo de obligado descanso para poner en orden su cabeza y fijar las nuevas coordenas. Aquella mañana en Donostia las mariposas volvieron a rebolotear en su estómago antes del inicio de una carrera en la que terminó tercero, y ayer en la capital del Turia, en un test mucho más exigente, volvió a sentir lo mismo con igual desenlace. Fernández terminó la maratón 959 días después de haber conseguido su mejor marca personal y mínima olímpica en Hamburgo pero, sobre todo, después de dos fracasos consecutivos como los de Sevilla y Barcelona.
cuarto nacional El vitoriano completó los 42.192 metros en 02:14:48, una marca discreta habida cuenta de su historial y de que en su estreno en la distancia reina ya consiguió 02:13, uno de los mejores debuts nacionales en dicha distancia. “Estoy muy contento y satisfecho por lo que supone para mí en cuanto a recuperación de la confianza y fortaleza mental”, destacó el atleta al final de la carrera, cuarto nacional tras Mohamed Abdeselam (02:12:40), Iraitz Arróspide (02:13:23) y Rosado Villaverde (02:13:42).