vitoria - Sentado en la redacción de este periódico se encuentra el vitoriano Patxi Peula, patinador de velocidad profesional que cumple su decimoquinta temporada como internacional de manera consecutiva. “Puede que sea de los pocos deportistas que lo ha conseguido”, reconoce. Está tranquilo y relajado, dispuesto a afrontar la entrevista con menos velocidad de la que acostumbra en la pista. El fondista corre maratones, pruebas en pista o circuitos de 10.000 metros, 5.000 metros o incluso 20.000 metros. Todo a una velocidad de vértigo. En todas ellas y de manera progresiva, aumenta su aceleración con el objetivo de ganar los campeonatos o, a veces, conseguir las metas marcadas por sus equipos: el Club Pilar Marianistas (a nivel estatal), Eoskates (equipo francés con el que corre a nivel internacional) o la selección española de patinaje de velocidad. “No tenemos que ganar siempre. A veces mi obligación es ayudar a ganar a un compañero y otras soy yo el que tiene que hacerlo”, afirma.

A sus 30 años, el gasteiztarra presenta un palmarés impresionante donde tienen cabida medallas de todos los colores. Entre todas destaca el Oro conseguido en el campeonato del Mundo en Argentina en 2014, cuando tenía 26 años. “Llevaba mucho tiempo luchando por ese metal. Nunca he tirado la toalla. Siempre he luchado y sigo haciéndolo”, afirma. Las últimas cuatro medallas las consiguió el pasado mes de agosto en el Europeo de Ostende, en Bélgica. Obtuvo dos platas -una en la prueba de maratón y la otra en 10.000 metros puntuación, una de sus pruebas favorita- y consiguió dos Oros, uno en 500 metros relevo junto a su compañero, el navarro Jon Fernández, y el otro en 20.000 metros eliminación.

Los inicios de Peula se remontan a cuando tan solo tenía siete años. Entonces su aita le regaló unos patines “normales, duros” y muy diferentes a los de velocidad que hoy en día usa para competir tanto en pista como en circuito. Aún así, le sirvieron para que al calzárselos le recorriera una sensación eléctrica por el cuerpo. En ese momento tuvo claro que lo suyo sería el patinaje. Fue un amor a primera vista del cual sigue enganchado y del que tras su retirada deportiva en unos años no piensa abandonar. “He conseguido el carnet 2 para ser entrenador y me estoy preparando para el máximo y poder entrenar en lo más alto. Quiero seguir ligado al patinaje, no me imagino en otra cosa”, asegura.

Como para eso aún queda mucho tiempo, Peula no pierde un minuto en pensar en retirarse, aunque reconoce que los años pasan factura y las recuperaciones no son tan rápidas como antes. “Ahora me cuido más y cada año logro fortalecer mi mentalidad, que nunca ha sido débil, pero el tiempo pasa y contra eso no se puede competir”, reconoce.

A estas alturas de la charla se aprecia en este coredor la seguridad con la que responde a cada una de las preguntas. Sin duda da la sensación de ser un deportista con las cosas claras, competitivo y muy orgulloso de todo lo conseguido. Y agradecido en grado sumo a su entorno más cercano, especialmente a su familia, la cual le ha ayudado a conseguir muchos de sus triunfos. “Agradezco los sacrificios que mis padres han hecho por mí para que pudiera continuar en mi deporte”, agradece emocionado antes de recordar de nuevo sus inicios en una de las modalidades más explosivas que existen. El origen se remonta al Club Jostaldi de Gasteiz y de ahí pegó el salto al Club Pilar Marianistas cuando corría el 2008. En esta formación continúa disputando carreras a nivel estatal. El escaparate internacional se lo confiere el conjunto francés del Euskotes, al que llegó hace cinco años tras ofrecerse a correr con ellos después de una estancia en Colombia. “Me veía capaz de competir a nivel más internacional y me ofrecí. Poco a poco he pasado de ser gregario a ser el líder del equipo, hasta tal punto que la gente me identifica con el club francés”, sostiene Peula.

Con la selección española comenzó en 2003, cuando tenía 16 años. Primero en categoría Juvenil y Junior y a partir de 2006 en la absoluta (Senior). Es de los pocos deportistas que ha conseguido estar quince años de manera consecutiva sin fallar como internacional. “Tengo intención de continuar hasta que mi cuerpo aguante porque tampoco veo un relevo generacional claro. En esta línea no me importaría continuar hasta los JJOO de 2024. Hay rumores de que igual sale nuestra disciplina, sería algo muy bonito”, sueña.

Además de los clubes citados, el alavés también pertenece a la Fundación Basque Team. Este año se han cumplido diez desde que con 21 supo de la existencia de esta entidad y se decidió a mandar la solicitud. “En 2007 empezaba a ganar títulos y coincidió con el nacimiento de la Fundación. Me enteré en 2008 de que existía y me decidí a rellenar el formulario que pedían para inscribirse. No pensé que me cogerían pues la mayoría de deportistas eran olímpicos”, comenta. El Basque Team se creó para ayudar mediante becas a deportistas en la preparación para competir en campeonatos internacionales. Muchos son olímpicos y otros como Peula no. Pero todos tienen que demostrar entre otras cosas que consiguen objetivos de alto nivel en sus deportes. El gasteiztarra es un caso especial dentro de la Fundación. No es olímpico pero gana como el que más, incluso superando a deportistas que si han disputado Olimpiadas.

poco impacto mediatico El fondista hace una autocrítica respecto a su deporte en lo que a difusión se refiere. Entiende que el fútbol y el baloncesto acaparen muchas veces las portadas de los medios tradicionales pero le gustaría que su deporte, al igual que otros minoritarios, ocuparan más huecos en los diarios o medios audiovisuales. Sin embargo también reconoce la dificultad muchas veces de obtener información respecto a sus campeonatos. “Es un déficit importante que tendríamos que mejorar desde dentro porque muchas veces resulta imposible para los periodistas informar sobre nuestro deporte si dentro del mismo no hay un gancho”.

En cuanto a estructuras deportivas, le entristece que Gasteiz no disponga de unas pistas en condiciones para entrenar. “Es una ciudad donde llueve mucho y resulta imposible practicarlo cuando el tiempo no acompaña”, cuenta. Además de esto, hasta ahora compartían pista con el equipo de rugby de San Inazio pero los camiones se han “cargado” la pista que rodea el campo, haciendo casi imposible al equipo del Marianistas practicar su deporte en condiciones.

Por último, Peula reflexiona sobre su deporte en cuanto a reconocimiento se refiere. Es consciente de que de haber nacido en otro país como Colombia hoy sería una súper estrella e igual llevaría años retirado, sin embargo no tiene intención de hacerlo aunque sí le gustaría ser un poco más valorado como campeón del Mundo y de Europa en patinaje de velocidad que es. “Es algo de lo que Gasteiz se podría aprovechar más y no lo hace”, lamenta. El joven patinador lleva por todo el mundo el nombre de la capital de Euskadi con orgullo pero muchas veces siente que no es correspondido. Aún así, seguirá con su deporte hasta el final siendo fiel a su carácter competitivo. “La competitividad no la voy a perder nunca. Sea la carrera que sea, siempre voy a salir a ganar”.

AGRADECIMIENTO Reconoce que sus padres le han seguido desde “el primer trofeo hasta el último” y que siempre que los campeonatos han sido en Europa o en el Estado han ido los dos y a veces se ha sumado su hermana para verle. “Me gusta que me vean en directo, sentirles cerca. Por eso el año que viene el campeonato del Mundo en Barcelona es muy importante para mí porque estará todo mi entorno y supongo que será emocionante”.

Solo hay un problema por el que sus padres no pueden ir a todos las carreras que disputa alrededor del globo, y son los aviones a los que su madre tiene “miedo”. Esto provoca que no le hayan podido ver en Mundiales tan especiales para él como el de Argentina en 2014. “El año pasado logramos que mi aita viniera a China a verme y hace dos, mi hermana. Me gustó que estuvieran allí”, reconoce. Ante todo, el fondista estará eternamente agradecido a sus padres, que siempre lo han ayudado en lo deportivo y que hoy en día sacrifican sus vacaciones por ir a verle competir alrededor del mundo. “Sé que disfrutan y les agradezco que siempre que puedan vengan a verme”, asegura.