ERA el primer día claro para una llegada al esprint, pero no el típico para una volata de todo el pelotón. Todos éramos conscientes del peligro que tenía el viento en la última parte de la etapa. Estábamos avisados. Hubo un fuerte viento en un paisaje abierto, sin ninguna protección de la montañas, al lado del mar Menor. Entró el aire e inmediatamente se estiró el pelotón y creció tensión. Todo ello provocó que todos los equipos buscáramos la cabeza del pelotón. Además, la caída que hubo lo complicó todo. Unos cuantos no pudieron esquivar los pivotes que había y se fueron al suelo. Yo me libré de milagro. Los pivotes estaban mal señalizados. Eso hizo que la tensión aumentase todavía más y todo saltó por los aires. Varios corredores importantes se quedaron atrás, como Kelderman y Pinot. Nosotros, aunque con apuros, pudimos meter delante a Miguel Ángel López. El resultado fue bueno para nosotros porque rivales como Kelderman y Pinot se han quedado prácticamente descartados, con grande perdidas de cara a la general. En cuanto al esprint que decidió la etapa, sorprendió un poco que venciera Bouhanni, que en las jornadas anteriores no se le vio nada bien, sufriendo mucho. No parecía que estaba en su mejor momento pero se pudo reivindicar en una etapa que iba a ser tranquilita y se complicó.