El rap del Glorioso (2)
Segunda entrega del rap en forma de trilogía, todo poesía, en clave alavesista, perdonad que insista, pero rondar la cincuentena tras un inicio horroroso resulta más que un milagro, resulta milagroso. Tras el triunfo en La Rosaleda, qué nos queda, nos quedaba en Mendi un derbi, de todo menos fraterno, siempre eterno, con el Athletic como oponente y con ganas de hincar el diente. Primera parte sosota, hasta que el amigo Kepa le cede el balón a John y éste en plan campeón conecta un gran rodillazo que supone todo un zarpazo. Los leones, cabizbajos, lejos de celebraciones, se aprestan a revivir un golazo de Munir y un voleón de Ibai, el más guay. Fiesta, reconocimiento y jolgorio, desde Gasteiz hasta Orio, en un último partido con Mendi como testigo. Chapeau, mis valientes, jugadores consecuentes con un escudo que honrar y casi reverenciar. Y a falta de concluir la campaña en el Pizjuán, no viene mal resumir los nombres de los actores que han hecho ya los honores de dejarnos respirar un año más en Primera, algo que era una quimera 30 jornadas atrás. En la puerta, don Fernando, un seguro, un alto muro, el mejor portero, de los de ahora y de los de antes que yo haya visto en el Paseo de Cervantes. Tenerlo bajo los palos provoca seguridad, temor en los oponentes con paradas suficientes de aquí hasta la eternidad. Sigue, Pacheco, sigue, eres nuestro referente, que el dinero no lo es todo y aquí tienes tu acomodo. A su vera, el joven Sivera, del que ya mucho se espera, madera de campeón, asiduo a la selección, pudiste ya competir en Copa donde tan sólo faltó paciencia para dejar KO a un gran equipo, el Valencia. En Liga, mal fario, peor corolario, te diste de bruces con el palo, algo muy malo, y adiós a la temporada, una suerte muy malvada. En defensa, todos mis honores, miles y miles de flores para un central capital, de trabajo vital, rendimiento celestial, como el gran Víctor Laguardia. Tras pasar todo un calvario con su maltrecha rodilla lo ha hecho de maravilla, por arriba y por abajo, a destajo, brillante y vibrante, marcando también adelante. Todo un lujo, sin tapujos, un seguro, otro muro, una bendición camino a la salvación.
Junto a él, Rodrigo Ely, otro valladar, raseando y al saltar, fajándose en retaguardia junto con el gran Laguardia. Otro que no ha estado mal, Alexis, de central o lateral, evidenciando que la experiencia es la madre de la ciencia. También está Maripán, que ya ha demostrado afán y precisión en el corte, mucho porte y finura, qué hermosura. Por bandas, la revelación, Martín, todo contención, brillante en defensa, con tensión y decisión, y a la hora de mirar arriba no se corta, porque aporta. Por la izquierda, Rubén Duarte, de menos a más, afianzado, mejorado, atento y concentrado, aplicado y diligente, seguro que buena gente? En la medular, mucho titular y alguno protagonista. El artista, number one de la lista, nuestro capitán, ¡oh mi capitán!, el gran Manu, capitán y capital, valor principal de un equipo que siente en lo más profundo de este mundo, en el escudo, en el corazón, baluarte a la sazón de una gran camiseta, de una zamarra a la que defender con garra. Junto a él, Tomás Pina, vital en la medular, creciendo cada semana, rebañando balón tras balón, como un campeón, haciendo fundamental su figura principal. En una banda Pedraza, una moto, una Yamaha, generando una autopista sin que nadie se resista. Y a la derecha, don Ibai, el jugador elegante, sin traje, sin pajarita, pero con arte y templanza nos supo dar confianza para remontar el vuelo y mirar desde aquí al cielo. Junto a él, Wakaso, todo un caso, el conejo de las pilas Duracell, viene y va, va y viene, y por el camino se entretiene. Fuerza de la naturaleza, qué fiereza, difícil de controlar, lo ha dado todo en el verde, verde que te quiero verde. También en el año entero, Dani Torres, el cafetero, ha cumplido siempre con su cometido, con su obligación, cortar y soltar el balón. (continuará).