Ahora es el turno de Rafa Nadal. El Masters 1000 de Montecarlo da inicio a los grandes torneos de tierra en Europa y el número 1 de mundo, tras perderse casi todo el invierno por culpa de la lesión que sufrió en el Abierto de Australia, llega a su territorio favorito con la ambición intacta. La eliminatoria de Copa Davis ante Alemania le sirvió para meterse de nuevo en competición y comprobar que está recuperado de la lesión que le apartó del Abierto de Australia y que se le reprodujo en Acapulco para poner cierta inquietud en los primeros meses de la temporada. Ahora, de nuevo, le toca salir como gran favorito en todos los torneos que juegue antes de Roland Garros y defender los 4.680 puntos que logró el año pasado. Entonces ganó en Mónaco, Barcelona, Madrid y París y solo en Roma cayó en cuartos de final. Si pierde un partido antes de llegar a la capital italiana, cederá la cumbre de la ATP a Roger Federer.

Su superioridad sobre la arcilla en 2017 fue tal que el suizo ha decidido quedarse fuera de nuevo de la pelea en la superficie ocre y esperar a un escenario más propicio para volver a sumar triunfos. Por tanto, se esperan voluntarios para tratar de dar réplica a Nadal ya que Andy Murray sigue fuera del circuito y Novak Djokovic es un misterio aún a estas alturas del año. El serbio lleva tres derrotas seguidas, algo que no le ocurría desde hace diez años, y ha vuelto por ello a sus orígenes al cortar su relación técnica con Andre Agassi y Radek Stepanek y rescatar a Marian Vajda como entrenador. Djokovic puede salir al camino de Nadal en los octavos de final de Montecarlo por una parte del cuadro en la que también están Grigor Dimitrov y Dominik Thiem cuyo comienzo de año no ha sido brillante.

Por el otro lado, van Marin Cilic, Pablo Carreño y Alexander Zverev, que ahora mismo aparece como el principal rival del de Manacor en estos torneos de tierra ya que el año pasado ganó en Roma en la única oportunidad que dejó Rafa Nadal. El equipo del tenista de Manacor, que busca su undécimo título en el Masters 1000 del Principado, intenta convencerle de que afloje el ritmo, de que no es necesario que compita siempre, más o menos lo que viene haciendo Federer. Pero Nadal sabe que la primavera es su época y la tierra batida el mejor terreno para expresarse sobre una pista: ha ganado 53 títulos, con 356 victorias y solo 35 derrotas. Y libre de lesiones, el número 1 del mundo es como una fiera enjaulada, que debutará en el torneo ante Aljaz Bedene.

PARTIDOS Y RITMO “Siento como una historia de amor con este lugar cada vez que vuelvo”, reconoció Nadal a los medios. “Es uno de esos torneos que hacen que me levante con fuerza por la mañana para seguir entrenando con la misma pasión de siempre”, añadió. En cuanto a su estado físico, admitió que no está a su mejor nivel, pero “solo necesito tiempo, partidos y ritmo, para alcanzarlo”. De todas formas, aclaró que no va a “entrar a la pista con miedo. Los doctores me dieron el visto bueno hace tiempo y ahora solo quiero jugar”. Al fondo, está Roland Garros, la undécima Copa de los Mosqueteros como otro sueño a cumplir por un jugador que hace quince años logró su primer triunfo en el Challenger Tour y que, desde entonces, nunca se rinde. “Los últimos días han sido positivos, estoy bien y estoy teniendo la intensidad adecuada”, aseguró. Montecarlo vuelve a ser la primera prueba y el primer desafío.