vitoria - De la misma forma que un torero nunca terminará por retirarse aún cuando decida cortarse la coleta, a Juan Carlos Nájera (Vitoria, 55 años) le pasa algo parecido con la adrenalina, que a pesar de haberla aparcado hace ya veinte años en el fondo de su camarote nunca fue capaz de darle sepultura de manera oficial. Por eso ahora, cuando aún existen brasas de aquel que fue su otro amor, ha vuelto a desempolvar su manual de aventurero extremo para, siendo más viejo pero también más experimentado, embarcarse en una ruta ciclista sobre nieve a la altura solo de un puñado de locos en todo el planeta. Tantos como 35, incluido el propio Nájera, el único representante español en esta travesía polar de 643 kilómetros que hoy arrancará en Anchorage (Alaska) y que el vitoriano pretende completar en una semana para llegar a McGrath cinco días antes de lo autoriza la organización. Un reto mayúsculo a la altura de uno de los deportistas vitorianos, quizá, más acostumbrados a convivir con el riesgo y las condiciones adversas, como lo demuestra su extensa y exótica trayectoria, jalonada de pruebas al límite en los parajes más angostos del planeta.

La que hoy comienza en Alaska no es nueva para Nájera, que ya en el pasado la corrió hasta en tres ocasiones. La última tuvo lugar hace veinte años, firmando un magnífico cuarto puesto que mejoró la quinta plaza de 1997 y el sexto lugar dos años antes. ¿Significa que este año toca ya hacer pódium?, pregunta el periodista. “Lo importante aquí, de verdad, es llegar a la meta y hacerlo sin problemas. Eso es un triunfo personal enorme que no se paga con dinero”, reconoce el ciclista local, el único español que tiene el honor de haber sido capaz de terminar esta prueba tan extrema. En su caso, además, en tres ocasiones.

Por paradójico que pueda resultar, en la tremenda dureza de esta travesía se encuentra la verdadera razón para explicar porqué un deportista de este nivel decide jugarse la vida de esta forma. “Supongo que será difícil de entender por parte de la gente normal, como les puede pasar a los ochomilistas, pero en el desafío y el riesgo extremo existe una adrenalina que te empuja a hacer este tipo de cosas. Y una vez que empiezas es difícil parar”, justifica el ciclista vitoriano, que pretende completar esos casi 700 kilómetros árticos en apenas siete días, es decir, a razón de cien kilómetros diarios donde calcula que estará pedaleando del orden de unas 20 horas al día. El resto lo empleará en dormir y sobre todo alimentarse, pues calcula el ciclista que a lo largo de la travesía quemará cerca de 200.000 calorías.

Para moverse por un terreno tan hostil como la nieve o el hielo, Nájera cabalgará a lomos de una fat bike, una mountain especial para este tipo de pruebas dotadas de unas ruedas enormes que suelen ser el doble de las normales, entre otras características. Si todo transcurre según lo esperado y las previsiones climatológicas garantizan frío -entre -10º y -40º bajo cero-, la ruta será manejable gracias al hielo y las extensas llanuras. Si por el contrario nieva mucho y las bajas temperaturas no alcanzan para convertir ese manto en algo más sólido, tocará bajarse de la bici y empujar, lo que puede llegar a ser una tortura. Sin ir más lejos, el propio Nájera ya tuvo que tirar de riñón en una prueba parecida por culpa de la espesa nieve durante 32 horas, una experiencia que espera no tener que volver a repetir a pesar de existir tramos en los que habrá que bajarse de la bici. “A mitad de la travesía hay que subir a un collado pero el resto del camino es bastante llano, de manera que cuanto más frío haga, mejor para avanzar ya que el terreno estará más duro”, avanzó Nájera a este diario horas antes de iniciar su desplazamiento hasta Alaska, casi 24 horas de vuelos y escalas (Madrid, París y Seattle antes de aterrizar en Anchore) que el vitoriano ha completado con la suficiente antelación para evitar problemas de última hora.

12.350 kms de entrenamiento Así las cosas, hoy lunes al mediodía (22.00 horas en Vitoria) está previsto que comience su cuarta participación en la Idita con la misma sensación de incertidumbre y adrenalina que hace veinte años, pero con un plus de experiencia suficiente para mantener la calma en los momentos de angustia que pueden llegar derivados de una enfermedad, una congelación o la presencia de alces en la zona, bastante hostiles ante la presencia de extraños en su territorio. Por no reconocer asimismo Nájera como “de acojonar” las travesías que tendrá que hacer a través de los lagos helados que ofrece la travesía, especialmente de noche y en solitario. “Escuchar ese crujido mientras pisas de noche el lago congelado y sin ver prácticamente nada a tu alrededor te aseguro que es un poco inquietante porque como pase algo, ya no lo cuentas...”, revela el aventurero local, optimista por naturaleza y en un estado de forma “óptimo” para completar semejante paliza. Calcula que ha acumulado 12.350 kilómetros de entrenamiento por parajes como los Monegros, Pirineos o Isaba, en Navarra, donde se ha probado con éxito durmiendo a la intemperie, y espera completar los casi 700 kilómetros en seis días, justo la mitad de lo que permite la organización. En su cabeza, cruzar la línea de meta de McGrath el próximo sábado con las sensaciones justas para, el año que viene, volver a liarse la manta a la cabeza y encarar también en esta zona ártica el último de los grandes retos, la Idita Sport Impossible, una travesía de 1.650 kilómetros a través del ártico que este año solo se han atrevido a desafiar cuatro ciclistas en el mundo.

Frenos de disco mecánicos

En ambas ruedas llevará el ciclista vitoriano frenos de disco, que en esta ocasión serán mecánicos y no hidráulicos para evitar la congelación de los mismos.

Cubiertas especiales (fat bike)

Para circular por la nieve (o arena) utilizará cubiertas especiales tipo ‘fat bike’, el doble de grandes en cuanto a diámetro que las normales en una mountain bike. Lleva dos recambios de emergencia de 250 gramos cada uno y bastantes parches.

Bidón de gasolina

En la parte inferior del cuadro lleva un pequeño depósito con gasolina que servirá para encender el hornillo con el que derretirá hielo o calentará la comida.

Sillín y maletero a la vez

El sillín no presenta mayor novedad que de la actuar a su vez como maletero para transportar fundamentalmente la ropa térmica, determinante en esta prueba.

Cuadro de aluminio específico

Dada la amplitud de las cubiertas, el cuadro de la bici, de aluminio, ha sido diseñado a la medida de las mismas, siendo en su conjunto más ancho que uno normal.

25 kilos de material y 15 de bici

Entre ropa, comida, agua, tienda de campaña, saco y respuestos, la logística pesará del orden de unos 25 kilos, a los que hay que sumar los 15 kilos de la bici.