CALPE- Refugiado en Calpe, donde no hace calor, -nadie escapa de un invierno cruento-, pero al menos no se desploma el cielo como en Euskal Herria, Mikel Landa se afila para una campaña en la que estrena maillot, el del Movistar, y mantiene intacto el discurso de la ambición, su motor. El corredor alavés pretende iluminarse en el Tour, la carrera que le ha seducido porque “van los mejores en las mejores condiciones, no hay excusas”. Landa solo quiere un equipo que le apoye y un “director que se parta la cara” por él, cosa que no encontró en su pasado reciente, para intentar dar el gran salto. “Después, la carretera pondrá a cada uno en su sitio, también a mí”, apunta el murgiarra a escasos días de su estreno.

¿Cómo se encuentra antes del debut en el nuevo curso?

-Estoy bien. He tenido un invierno tranquilo. A día de hoy, a pocos días de empezar a correr, las sensaciones son buenas.

Tendrá ganas de comenzar, ¿tiene mono de competición?

-Sí, un poquito sí. Acabé tarde, el descanso fue tarde y la pretemporada también. Pero una vez que ves a todo el mundo compitiendo, a qué nivel están? dan ganas de salir a correr y compararme con ellos.

¿Le ha llamado la atención alguien en este inicio de campaña?

-Así, en especial, no. Bueno, Alejandro Valverde, que después de la lesión que tuvo, que haya vuelto así es impresionante. Estamos acostumbrados a verle ahí y a veces se nos olvida que lo que ha hecho tiene muchísimo mérito.

¿Qué tal ha sido la pretemporada?

-Muy buena. El invierno en casa está siendo muy malo, así que he hecho bastantes kilómetros en Calpe, pero al margen de eso, la preparación ha ido muy bien. Este año no he tenido ningún problema, he tenido salud y he podido hacer bien los deberes.

¿Cómo ha sido la adaptación al Movistar, su nuevo equipo?

-La adaptación ha sido bastante fácil. La experiencia que me ha dado el estar fuera los últimos cuatro años, en distintos equipos, y el hecho de conocer a mucha gente ha facilitado mucho las cosas. Me he adaptado rápido y me siento bastante cómodo.

¿Cuál ha sido para usted el mayor cambio de pasar del Sky a formar parte del Movistar?

-Hay una manera diferente de organizar las cosas. Con Sky era todo más controlado y con Movistar, más caótico, entre comillas. Al final, funciona igual. En Movistar hay menos gente para hacer casi las mismas cosas y eso facilita un poco las cosas.

Debuta en Andalucía. ¿Es una elección suya?

-Eusebio (Unzué, mánager del Movistar) me dio a elegir. Le dije que Andalucía me gustaba. Es una carrera con una contrarreloj y un final en alto. Además, por fechas, necesitaba un tiempo de desconexión porque acabé la temporada más tarde que de costumbre.

¿Qué nivel dará en Andalucía?

-No lo sé. La verdad es que me encuentro muy bien, pero me faltará el ritmo que algunos ya tienen. No quiero ponerme objetivos. Quiero ir ahí, pegarme algún calentón, coger ritmo y empezar a estar bien en Tirreno y País Vasco.

Fue cuarto en el Tour, abandonó el Sky, es el fichaje estrella del Movistar? ¿Cómo encara la temporada?

-Encaro la temporada con mucha ilusión otra vez. Tener la opción de ir al Tour como uno de los líderes me motiva mucho después de haberme quedado tan cerca del podio el año pasado. Quiero volver y probar por mí mismo. Es un año con muchos retos.

Y también expectativas sobre usted. ¿Cómo lleva ese papel?

-Lo llevo bien. Yo he ido creciendo como ciclista y todo lo que hay alrededor, también. El éxito me ha ido llegando poco a poco, con los años, y me ha venido muy bien para afrontar todas esas cosas, como son la presión, la responsabilidad. A día de hoy me siento preparado para aguantar esa presión y coger la responsabilidad de cualquier carrera.

¿Cómo gestiona usted la presión?

-Depende de la situación, o depende del rival, actúas de una u otra manera. A veces adoptas un perfil más agresivo o más tranquilo. Me gusta dejar un poquito las decisiones en manos de los directores, pero en carrera tiene que solucionar las situaciones uno mismo.

¿Le gusta ser independiente en la carretera?

-Siempre he sido muy impulsivo y a día de hoy es lo que mejores resultados me da.

Correrá la Vuelta al País Vasco. Un aliciente.

-Sí. Es una carrera que me gusta mucho. A cualquier euskaldun le gusta mucho. No es la carrera que mejor se me adapta, la verdad, porque la contrarreloj decide mucho, pero me apetece lucirme delante de los de casa y dar el máximo.

El Tour es su objetivo, eso ha quedado muy claro.

-Sí, después de ser cuarto, lo tengo claro. No tengo dudas. Tras quedarme tan cerca del podio no podía permitirme no intentar conseguir lo mismo este año como mínimo. Tengo muchas ganas de volver.

¿Usted piensa en el podio o en ganar la carrera?

-Yo pienso en ganar. Aspiro a todo en el Tour. Sé que es complicadísimo porque el Tour ha tenido un claro dominador en los últimos años. Iremos viendo con qué hay que conformarse, pero a día de hoy aspiro a todo. Luego, la carretera irá poniendo a cada uno en su sitio, también a mí. Ya habrá tiempo de conformarse con algo que no sea ganar.

¿Qué le ha seducido tanto del Tour?

-Quizás los rivales. Al final están los mejores corredores, en la mejor condición. No hay excusas para nadie. Están los mejores y todos con el mismo objetivo. Quizás ese morbo, el de medirme a los mejores en su mejor condición es lo que más me gusta.

A la espera de lo que pueda suceder con Froome, ¿qué rivales ve de cara al Tour?

-Richie Porte me parece un rival potente. Creo que es un corredor muy poderoso y luego está Nibali, con esa etapa de adoquines y el equipo reforzado, puede hacer daño. En caso de que corra, Froome será el favorito número uno. Lo tengo claro.

¿Entiende que es un ahora o nunca en el Tour?

-Ahora o nunca, no. Va a ser la primera vez que afronte el Tour con alguna posibilidad, para hacer algo por mí mismo y quizás me estrelle. En los dos últimos años he ido al Giro a por todas y me fui a casa, una vez antes de tiempo, y la otra, con premio, pero sin lo que yo quería. En el Tour será mi primer asalto. Ya veremos si consigo lo que quiero.

En la carrera francesa compartirá liderato con Nairo Quintana y Alejandro Valverde. ¿Uno para todos y todos para uno?

-Partimos los tres con opciones de ser los líderes del equipo, luego la carrera irá poniendo dificultades. Tendremos una etapa de pavés que puede pasar cualquier cosa. La propia carrera irá marcando quién está más fuerte y ahí se verá al que más opciones tiene y al que más hay que apoyar.

Entonces hablamos de un pacto de colaboración entre los tres, pero que después será la carrera la que dictamine.

-Al final, los tres no entramos en el podio, por entrar sí, pero es muy complicado. En lo más alto, eso seguro que no. Habrá que ser generosos y honestos con uno mismo. Si uno no puede llevarse el Tour, al menos que se quede en el equipo.

¿Le gusta el recorrido del Tour?

-Sí, la verdad es que para los escaladores es un recorrido bonito. La contrarreloj nos favorece, es justo al final, muy rompepiernas. Hay mucha montaña. Eso sí, me da respeto el pavés. Nunca he corrido sobre esa superficie y no sé cómo voy a responder. En esa etapa iremos más a defender que a atacar. Pero no le tengo pánico.

¿El año pasado se quedó a un segundo del podio. Lo ha olvidado ya o le sigue dando vueltas?

-Le he dado vueltas sobre todo en pretemporada porque empiezas a entrenar otra vez, te cuesta, y te acuerdas de unos meses antes, del ritmo que llevabas? y lo que cuesta coger la forma otra vez y estar ahí arriba. Piensas, podría decir que tengo un podio del Tour, la foto en París, y no la tengo. Al mismo tiempo, todo eso me vale para motivarme y volver otra vez.

Ha demostrado que puede estar muy cerca de ganar una grande. ¿Qué cree que es lo que le falta?

-Primero, tener la oportunidad de hacer lo que quiera y luego tener un equipo que me apoye y un director que se parta la cara por mí. En el momento en el que tenga esos apoyos, el resto dependerá de mí.

Lo que tiene claro es que necesita esos puntales para que ocurra.

- Sí. Si no tengo un director que apueste por mí, la verdad que es complicado hacer algo.

¿Considera que sus anteriores directores no apostaron del todo por usted?

-Del todo, no; no apostaron nada. Si hubiesen apostado por mí, no hubiese acabado tercero en el Giro y si el año pasado hubieran apostado por mí, no hubiese acabado cuarto. No sé si hubiese ganado, seguramente no, pero hubiera sido diferente, eso seguro.

Eusebio Unzué ha apostado de verdad por usted.

-A día de hoy, la idea es que sí, por todo lo que hemos hablado. Vamos a ir al Tour como líderes o colíderes. En ese aspecto estoy tranquilo y me siento apoyado.

En su calendario, después del Tour asoman la Vuelta y el Mundial. La cita de Innsbruck tiene un recorrido acorde a sus características. ¿Le atrae?

-El Mundial es muy goloso. Es un recorrido perfecto para los escaladores. La verdad es que pienso mucho en ese Mundial. Me gustaría estar ahí, peleándolo.

En la Vuelta le espera la subida al monte Oiz.

-Una etapa dura, bonita y, sobre todo, en Euskadi, delante de nuestra afición. Puede ser muy especial, enteramente en nuestra tierra y apuntada está.

Si tuviera que elegir, ¿campeón del Mundo o ganador el Tour?

-¿No puedo contestar como Rajoy? El que aguante mi ritmo. Je, je, je? Creo que el Tour. Oportunidades como la de un Mundial de las características de este es difícil que vuelva a haber, pero de las dos carreras me quedaría con el Tour.

Usted tiene claro que quiere entrar en la historia del ciclismo.

-Sí, pero tampoco me obsesiona. Mientras pueda disfrutar del ciclismo y la gente disfrute conmigo, me conformo. Estaré contento. Prefería entrar por gestas que por haber ganado el Tour, eso lo tengo claro. Lo que sea será. No vamos a volvernos locos.