Donostia - Lucas Eguibar (Donostia, 1994) tenía dos años cuando pisó por primera vez la nieve. Empezó a competir con los esquís a los 5, a los 7 probó con el snowboard por afición y a los 15 se cambió definitivamente de disciplina. Hoy, Eguibar cumple 24. El becado por Basque Team, el abanderado de la comitiva española en la ceremonia inaugural de los Juegos de Pyeongchang, en Corea del Sur. Es su segunda cita olímpica -consiguió un diploma por su sexto puesto en Sochi- y a ella llega tras un ciclo exitoso en lo deportivo -fue el ganador del circuito de cross en 2015 y campeón del mundo en 2017- y triste en lo personal, ya que perdió a su entrenador el pasado marzo. Así que el donostiarra reconoce que el próximo día 15 va a ir “a por todas”, sin sentir la presión de ser la principal baza vasca para medalla.
Se enfrenta a sus segundos Juegos Olímpicos, ¿cómo se ha preparado?
-En este ciclo me he machacado físicamente y técnicamente también he entrenado bastante. Han sido muchos meses y muchos entrenamientos, con pretemporadas que parecían eternas, pero en carrera ha sido un ciclo muy positivo. He tenido bastantes podios, gané la general de 2015, en 2016 acabé tercero y el año pasado fui campeón del mundo. Estos cuatro años han sido los mejores de mi vida, pero quiero seguir subiendo escalones.
En los Juegos de Sochi fue sexto, ¿se siente preparado para hacerlo mejor?
-Sí, por supuesto. En estos cuatro años he cambiado, soy más sólido y no me caigo tanto; soy más inteligente. Intento escaparme cuando hay mucha gente. Antes no tenía la experiencia o la inteligencia de quedarme atrás o irme de los demás. Soy más fuerte física y mentalmente.
Dice que son los cuatro mejores años de su vida, ¿está en su mejor momento?
-Estoy en mejor momento que en Sochi, pero tengo 24 años y de aquí a los siguientes Juegos también puedo mejorar muchísimo. Es decir, mi nivel ha subido mucho, pero también el nivel de mis competidores. Los Juegos a los que verdaderamente llegaré bien preparado serán los de dentro de cuatro años, aunque eso no quiere decir que ahora no vaya a ir a por todas. Pero soy joven y la gente que siempre está arriba tienen unos seis años más que yo. Sigo siendo el niño y eso se nota.
¿Entonces se toma Pyeongchang como unos Juegos en los que adquirir experiencia?
-He entrenado para estar delante de todos y a eso iré. En Sochi acabé en la sexta posición, a las puertas de la final, y he estado entrenando para estar lo más arriba posible. Ahora soy más fuerte, pero puedo mejorar mucho en otros cuatro años, sobre todo en ser más constante. Porque algunas veces soy un poco irregular y necesito de experiencia para tener la regularidad que se necesita para ganar.
¿Se ve en el podio?
-Va a ser complicado porque en este deporte hay diez favoritos que pueden optar a medalla. No es como en otros deportes donde hay dos o tres que sobresalen. En snowboard cross puedo decir hasta diez nombres que pueden optar fácilmente a medalla.
¿Pero se ve dentro de esos diez?
-Sí, claro. A eso voy.
Su cumpleaños coincide con la ceremonia de apertura en la que usted es abanderado.
-Sí, va a ser un cumpleaños difícil de olvidar. Lo voy a disfrutar al máximo, a aprovechar la oportunidad que me han dado y a pasármelo bien estos días. El momento como abanderado va a ser único porque son mis segundos Juegos, pero la primera vez que desfilo porque a Sochi solo fui a la carrera, estuve muy poco.
¿Cómo es el circuito?
-No tiene nada que ver con los de las últimas pruebas de la Copa del Mundo, que han sido cortas y de saltos pequeños. Muy sosas. El circuito de los Juegos dura 1:14 minutos, largo y ancho, con saltos muy grandes y con puntos en los que puedes coger mucha velocidad.
¿Se adapta mejor a su snow?
-Me gusta el circuito porque en los cortos tienes que salir muy bien y colocarte perfecto desde la primera curva, pero los Juegos presentan un circuito de 1,3 kilómetros, con seis competidores, así que tienes tiempo para adelantar hasta la recta final. Aunque tengo la capacidad de adaptarme bien a todos los circuitos.
¿Se atreve a soñar con el oro?
-El mayor reto de mi vida, como el de todos los deportistas, es un oro olímpico. Para eso entreno y voy a ir a por ello. Si gano, se lo dedicaré a Israel, mi entrenador que falleció, y a su familia.
¿Cómo cambia la vida una medalla olímpica?
-Una medalla te cambia la vida totalmente. Todo se vuelve más fácil, no tienes que ir tocando puertas año tras año para ver si alguna se abre. Ir a los Juegos ya es algo espectacular, porque es muy difícil estar aquí, pero ganar una medalla olímpica es algo increíble y aquellos que lo consiguen son dignos de admirar por todo el trabajo que hay detrás.
“Una medalla te cambia
la vida; todo se vuelve más fácil, no tienes que ir tocando puertas año tras año”
“En estos cuatro años he cambiado, soy más sólido
y no me caigo tanto; soy
más inteligente”