Rafa Nadal define perfectamente la situación antes del Abierto de Australia, que arranca esta próxima madrugada en Melbourne: “Todos empezamos de cero”. Alejados de los rigores invernales que azotan en estos meses al hemisferio norte del planeta, el tenis encuentra en el primer Grand Slam del año algo parecido al paraíso. “Es el Happy Slam”, como lo ha definido Garbiñe Muguruza. Lo realizado el año pasado no cuenta, todo vuelve a empezar en 2018 cuando se cumplen cinco décadas desde que se inauguró la Era Open. En estos 50 años nadie ha ganado dos veces los cuatro grandes y el reto que se le plantea de inicio a Nadal, que parte como número 1 del mundo y debutará mañana ante el veterano dominicano Víctor Estrella con las dudas sobre su estado físico tras una preparación atípica, pero con un cuadro favorable para ir entrando en ritmo durante la primera semana.

“Es la primera vez en mi carrera que llego aquí sin haber jugado ningún partido oficial antes. Es una nueva situación, pero llevo diez días de entrenamientos a buen nivel y espero estar listo, preparado. Creo que puedo jugar bien”, ha comentado el tenista de Manacor tras retrasar su entrada en competición para “recuperar la frescura física y mental”. Nadal ganó el torneo en 2009 y desde entonces ha perdido tres finales, la última la del año pasado ante Roger Federer en cinco sets agónicos. El balear tiene claro que va a ser una temporada “muy emocionante y muy igualada. Lo único que espero es poder competir y disfrutar en las pistas un año más”.

Aún cuando no se conoce el estado real de forma de cada jugador, Roger Federer volverá a ser un jugador a vigilar. El suizo llega al Abierto de Australia sin más preocupación que tratar de jugar su mejor tenis, lo que sin duda le acercará al título de nuevo a sus 36 años. Aunque por el camino tiene un cuadro complicado en el que podrían aparecerle Goffin, Zverev, Thiem, Del Potro o los recuperados Wawrinka, Raonic y Djokovic.

La presencia del serbio supone la mayor amenaza para Federer y Nadal, a quienes la mayoría considera principales favoritos. “Mi codo todavía no está curado al 100%, pero está en un punto en el que puedo jugar y seguir mejorando”, ha explicado el exnúmero 1 del mundo, que ha realizado algunos ajustes en su gesto de saque para procurar un desgaste menor: “Siento que me va mejor, pero estoy impaciente por ver cómo funciona aquí”.

Grigor Dimitrov, semifinalista el año pasado y que llega como número 3 del mundo, es otro hombre a contar en las quinielas, como Alexander Zverev y, por qué no, el volcánico Nick Kyrgios. A los tres les toca liderar ese relevo que se espera y que no acaba de llegar.

muguruza, con confianza El torneo femenino arranca de nuevo con el encanto de lo imprevisible y de la gran igualdad que reina en el circuito. Simona Halep, que el año pasado cayó en primera ronda, parte con gran ventaja para retener el número 1 del mundo porque solo puede sumar puntos, aunque una vez más las candidatas a reinar en Melbourne son muchas, empezando por esa Angelique Kerber que ya sabe lo que es ganar este Grand Slam y que ayer logró su primer título desde el US Open de 2016 al imponerse en Sydney.

Garbiñe Muguruza parte también con la incertidumbre que dejaron sus retiradas en Brisbane y Sydney. “Me siento mejor. Estoy entrenando todos los días y haciendo todo lo que puedo para recuperarme. Espero estar sin dolor para cuando empiece el torneo. Siempre quieres estar perfecta antes de un Grand Slam, pero nunca lo estás. La verdad es que me siento mucho mejor cada día”, asegura la tenista de Caracas, que debutará el martes ante Jessika Ponchet, tenista lapurtarra que ganó el torneo de Getxo en 2016 y que llega como invitada de la organización sin ningún bagaje en el circuito de la WTA. La tercera jugadora vasca en liza, Lara Arruabarrena, también va a por la parte alta y abrirá ante la holandesa Richel Hoogenkamp.

Muguruza admite que le habría gustado jugar algún partido más en la gira previa, aunque “nunca sabes qué es lo mejor. Mi tenis está bien. Con la experiencia que ya tengo no creo que necesite veinticinco partidos previos para llegar a Australia en la mejor forma”, comenta la vasco-venezolana, que tendrá un cuadro de dificultad creciente a partir de la segunda ronda. Por el mismo lado del cuadro que Halep, con la que se cruzaría en semifinales, Radwanska, Kerber, Sharapova, Mladenovic o Keys pueden ser los escollos de Muguruza en el objetivo de repetir al menos los cuartos de final del año pasado, el listón mínimo que le permitirá acercarse de nuevo al número 1 del mundo.

En ausencia de la vigente campeona Serena Williams, hay más nombre a considerar, sobre todo Elina Svitolina y Karolina Pliskova, que cada vez están más cerca de ganar su primer Grand Slam, sin descartar a la misma Venus Williams o cualquier sorpresa tan habitual en el tenis femenino.