lima (perú) - El rally Dakar, que comienza este sábado, celebra en este año 2018 su cuadragésima edición, la décima que se disputa en Sudamérica, donde el raid más duro del mundo no tiene intención de marcharse de momento, pues en el continente sudamericano ha encontrado una variada orografía, apoyo de autoridades y un buen número de aficionados.
El Dakar halló en los desiertos, altiplanos y pedregales de la región la estabilidad que le obligó a salir hace diez años de África, su escenario original, por amenazas terroristas.
En este decenio, cada vez más países se han animado a recibir al circo dakariano y formar parte de su recorrido desde que en 2009 se hizo la primera edición en Sudamérica.
No es casualidad que para este año de simbólicos aniversarios el Dakar salga de Lima, pase por La Paz y termine en Córdoba, pues esos tres escenarios hacen que esta prueba tenga la esencia de su original aventura africana, con climas extremos y cercanía de los aficionados. En Perú tendrá cinco etapas íntegramente de dunas altas y de arena fina muy similares a las que se pueden encontrar en el desierto del Sahara, mientras que la altura y el frío del altiplano boliviano le confiere a esta carrera otro grado mayor de dificultad para los corredores que no podía tener en el clima abrasivo de África. Una vez en Argentina, cuya dureza y dificultad de sus terrenos es ya de sobra conocida , terminará en Córdoba, la capital de los deportes de motor para los argentinos. El Dakar aún tiene margen para seguir creciendo en Sudamérica, como bien sabe su director, Etienne Lavigne, quien en más de una ocasión ha manifestado que sus planes no contemplan moverse o regresar a África, pues su interés está en incorporar a nuevos países sudamericanos en este espectáculo, como puede ser Uruguay. - Efe