baskonia y Alavés cruzaron la frontera entre 2017 y 2018 en situación de cumplir sus objetivos de la temporada. Cada uno a su manera se han repuesto a inicios calamitosos que amenazaban seriamente con llevarse a ambos equipos por delante. De cara a mejorar sus posiciones competitivas para la parte más importante del curso ambos necesitan reforzar sus plantillas y corregir déficits que, pese a su crecida, siguen patentes en cuanto vienen las curvas.

Pedro Martínez ha transformado un equipo moribundo en uno que, una noche cualquiera, seguramente pueda ganar a quien sea. Su ritmo de juego, variantes y plan le ha permitido pasar por encima de algunos de los mejores conjuntos de Europa. El gran problema para Baskonia es que, la ACB y, sobre todo la Euroliga, está formada de una noche cualquiera tras otra. Las condicionantes para optimizar las opciones del equipo pasan por la secretaría técnica y por el propio Pedro Martínez. Baskonia seguramente deba añadir dos piezas de calidad que amplíen la rotación de una plantilla que, como todas las de Euroliga por otra parte, sufre con la acumulación de esfuerzos. El segundo reto corresponde al propio Martínez y a la gestión de los recursos existentes. El entrenador tiene que encontrar la manera de llegar al punto álgido de la temporada en un pico de forma y rendimiento. Las expectativas de Baskonia hace un año era incluso mayores que las que se ciernen sobre el actual conjunto. El equipo de Sito, sustentando en el rendimiento de tres jugadores, se fue diluyendo para terminar una temporada decente pero en la que fue de más a menos. Contra eso tendrá que luchar Martínez.

La situación del Alavés es más crítica porque la implicación de no cumplir los objetivos es más trágica. También los problemas afectan más a la estructura. Si en Baskonia la necesidad de refuerzos se interpreta como algo necesario para dar un salto competitivo que pueda permitir al equipo pelear por alguno de los tres títulos, la llegada de nuevas piezas en el Alavés tiene un carácter de obligatoriedad. Las fallas en algunas posiciones clave comprometen seriamente la viabilidad del equipo en LaLiga. En este periódico y en otros mentideros se ha hablado de fichajes hechos que ahora parecen complicarse y, al menos a una parte del alavesismo le viene un déjà vu marcado por el nerviosismo. Fichajes que no se cierran y primeras opciones que no se completan y acaban en raspas que no dan el nivel. Todo con la perspectiva/rumor/amenaza de poder perder a Pedraza, probablemente el jugador más desequilibrante del equipo, y el anhelo de la vuelta de Marcos Llorente. El Alavés se ha producido una opción de pelear por salvar la categoría con su impresionante final de 2017. Para entender su viabilidad a medio plazo durante el curso habrá que estar atentos a la clarividencia de Sergio Fernández para apuntalar la calamidad que hizo en verano y a la respuesta anímica y futbolística del equipo cuando vuelvan a llegar un par de tropiezos consecutivos.

Para acabar vamos con tres previsiones para 2018 y antes voy a repasar las que se hicieron en esta página hace un año. Acertadas que el Alavés terminaba más cerca de la séptima plaza que de los puestos de descenso y que Jon Rahm ganaba al menos un evento en el PGA Tour y fallada que Baskonia volvía a levantar un título. Para 2018:

1. El Alavés no consigue salvar la categoría y desciende a Segunda. Abelardo mantiene su puesto. Sergio Fernández no.

2. Mikel Landa queda por detrás de Nairo Quintana en el Tour de Francia.

3. Jon Rahm gana un Major o el The Players Championship.