BILBAO. "Creo que ha llegado el momento en que nos reconciliemos, empecemos a pensar en otras cosas y nos demos una oportunidad. A ver si dentro de poco empezamos a hacer montaña juntos. Ya no merece la pena, tenemos una edad y somos adultos. Hemos pasado momentos complicados juntos", comentó Juanito.

LO QUE OCURRIÓ EN EL LHOTSE

Juanito Oiarzabal, tantas veces con el foco de protagonista que se autoimpone porque las formas siempre le acaban perdiendo, porque el personaje siempre acaba imponiéndose a la persona, y Edurne Pasaban, figura también mediática donde las haya porque acaparó el morbo de una carrera también muy criticada por los puristas que no entienden de competición en este terreno, pusieron en 2011 en el disparadero los principios clásicos del alpinismo.

"Estamos cansados de los dos", afirmaba un exmontañero vasco. "La que queda dañada es la aventura romántica", señalaba Sebastián Álvaro, creador de Al filo de lo imposible.

Juanito Oiarzabal arremetió con dureza contra Pasaban, a la que llegó a calificar de "princesa del pueblo" y a la que se dirigió usando frases tan impactantes como: "¿De qué cojones has salvado tú tres vidas si estabas en el campo base tocándote las pelotas?".

Luego destacó que "me cabreé y a veces se me va la boca", pero el alavés siguió manteniendo su versión de los hechos sobre el rescate en el Lhotse. La guipuzcoana le contestó con un tono suave, visiblemente afectada por toda la polvareda que se montó y lamentando que se estuviera "haciendo mucho daño al alpinismo". "Creo que Juanito tiene razón. Entiendo su mosqueo, pero no las formas", opinaba Sebastián Álvaro, que como exdirector del programa de Televisión Española ha compartido expediciones tanto con el gasteiztarra como con Pasaban.

Juanito no se mordió la lengua. El alpinista alavés quiso salir al paso de lo que él entiende como "informaciones inexactas y comentarios injuriosos" contra su persona tras lo sucedido en el Lhotse y cargó con dureza contra Edurne Pasaban y otros montañeros que le acusaron de poner en riesgo a un grupo de personas, dejar basura en los campos bases y faltar a la ética alpinística.

El ochomilista gasteiztarra agradeció la colaboración prestada por el grupo de Pasaban, pero puntualizó que esta se produjo cuando tan sólo le faltaba media hora para alcanzar el campo base. "Agradezco de corazón a todos los que me ayudaron, pero faltan a la verdad los que dicen que me rescataron en el campo IV y a los que me acusan sin nombrarme, por haber puesto a mis compañeros en peligro", comentó durante una rueda de prensa que se extendió durante casi hora y media.

Oiarzabal, quien tiene claro que fue un error suyo no hidratarse cómo debía en el descenso, tiene asumido también que si este problema le hubiera pasado a 8.000 metros, ahora "estaría muerto". Sin embargo, tal y cómo volvió a recordar fue ayudado a descender hasta las tiendas, la última "media hora" del trayecto, por lo que volvió a enfatizar que no se siente aludido "cuando se dice que se puso en peligro a cientos de personas, porque no he puesto en peligro a nadie".

Es más, pese a dar las gracias a los sherpas de la tolosarra por su ayuda fue categórico a la hora de apuntar al respecto que fueron un apoyo importante, pero hasta ahí. "No me han salvado la vida", aclaró. De hecho, su malestar fue creciendo al conocer las críticas de la tolosarra, quien le achacaba que por culpa de acudir a su rescate no pudieron hacer el intento definitivo de cumbre en el Everest.

"¡Que el operativo de 50 personas les impidió hacer cumbre! ¡Que se volcaron en el rescate de un grupo de alpinistas españoles! Volcarían algún contenedor. A esta chavala se le ha ido la olla", señaló molesto.

De hecho, otro de los motivos de su enfado fueron las fotografías en las que se le veía exhausto llevado a hombros por uno de los sherpas de Pasaban. Unas imágenes que no sentaron nada bien a Juanito que fueran publicadas. "Las fotos que llegaron a España no fueron de la operación de rescate sino la mía llegando al campo base en una situación lamentable. Se distribuyeron sin tener siquiera en cuenta que nuestras familias no estaban del todo informadas, mezclando la información de un rescate a 7.900 metros con mi llegada al campo base", precisó.

"Edurne ya se puso muy bien para salir en las fotos durante esa media hora. Ya han hecho un negocio", clamó. Posteriormente sus dardos fueron contra el guía neozelandés Russell Brice quien le acusó de "una gran falta de ética y profesionalidad" a quien Juanito respondió que no le "tiene nada que envidiar".

Juanito, casi siete años después, se ha propuesto hacer las paces. Edurne ha recogido el guante.