VALENCIA - Es extraordinario. Su imagen es pura. Incorrompida por el profesionalismo, por los niveles a los que pilota y los éxitos cosechados, a la altura de los mejores pilotos de todos los tiempos. Su presencia es amigable. La sonrisa es perenne en su rostro. Un feliciano. Ayer las comisuras de sus labios estaban ligeramente ensanchadas. No mucho más que ante cualquier otra victoria. Porque ha demostrado que la alta competición no es óbice para ser feliz cada jornada laboral, para divertirse como en el patio de una escuela. Así vive su profesión, como bisoño en tiempo de recreo. Disfruta compitiendo. Y además siembra de triunfos su entretenimiento. Genial aderezo.

El joven que debutó con 15 años bajo el mecenazgo de Repsol Honda en la categoría inferior del Campeonato del Mundo es un calco del adulto que asiste. Un tipo que transmite naturalidad, sencillez. La diferencia con aquel proyecto de campeón son solo seis títulos (125cc., Moto2 y cuatro de MotoGP). Quizás ya entonces viajaban dentro de aquella diminuta persona que lleva una hormiga en su casco, en forma de talento y proyección. Pero ha conseguido expresar sus dotes en los circuitos. Ha dibujado uno de los mayores iconos del motociclismo. Se especula con que puede llegar a tocar la cúspide de la memoria histórica. Es mucho presagiar. Posee 24 años y no es justo ni para él ni para su competencia por el trono hablar como si ya se hubiera jubilado. El tiempo dictará. Pero maneras y currículo, desde luego, hay.

2017, el circuito Ricardo Tormo de Cheste, han vuelto a engrandecer a Marc Márquez (17-II-1993, Cervera), el piloto recordman de precocidad por antonomasía: campeón más joven en cualquier categoría del Mundial, campeón más joven en alcanzar seis títulos y siendo cuatro de ellos de la categoría reina... O sea, viaja exitoso con la perspectiva de poder ser el número 1 de la ancha memoria del motociclismo. Es el Atila de las dos ruedas: allá por donde pisa, desaparece la huella ajena.

Aunque 2017 también ha dejado ver que en Márquez todavía cabe madurez. A pesar de que admite que ha ampliado su estilo de pilotaje, que ahora sabe ser conservador, que conoce de reprimir los instintos, sigue aplicando la máxima que bien describe su manera de entender las carreras: “Puerta grande o enfermería”. Todo o nada. Ayer, por ejemplo, a punto estuvo de irse al suelo. Lo que hubiera abierto las puertas del posible título a Andrea Dovizioso, el único que ha prolongado el pulso por la corona de MotoGP hasta la última prueba de la temporada; insospechado por otra parte. La propuesta de Márquez fue innecesaria, pero, como siempre, propiciada por su búsqueda de la victoria. Pero no todos los días el contexto permite correr para ganar. En Cheste le pudo costar muy caro.

“El codo ha dado el título” Márquez se excedió, a pesar de coronar. Su osadía-incosciencia -cada uno lo bautizará de una manera- fue increíble. Rodando en todo momento segundo -así ya se proclamaba campeón-, siempre ambicionando más, adelantó a Zarco y se puso líder a 8 vueltas del final. ¿Era necesario? Tal vez no era el día. De inmediato, queriendo ganar unos metros de ventaja sobre el temible francés, llegó el error: frenó tarde y salvó la caída con cuatro puntos de apoyo: codo, rodilla y las dos ruedas, inmerso en un ángulo de inclinación imposible. Imagen de cómic. Dramático también. “Ha sacado una varita mágica”, decía a posteriori la madre de la criatura; “este codo nos ha dado el título”, expresaba el hijo, que pensó en ese fatídico instante: “De ninguna de las maneras vas a soltar la moto”. Aun alzando la Honda como un titán brotado del asfalto, abierta ya la trazada, descarrilado de las invisibles vías, invadió la grava. Pero, paciente y cauto, supo gestionar su regreso a la pista; en quinta posición.

Dovi vio ante sí una oportunidad y, como solo le valía ganar y que Márquez no accediera a las once primeras posiciones, se fue al suelo tratando de cumplir con su parte. El italiano se cayó después de un Jorge Lorenzo que fastidió la carrera a su compañero en Ducati. El mallorquín, cuarto en todo momento y seguido por Dovi, taponó al italiano durante prácticamente todo el certamen. A Lorenzo le indicaron infinidad de veces, a través de la pizarra y del panel de control de su máquina, que cediera la plaza. “Sugerimos mapa 8”, le comunicaban como camuflaje de una orden de equipo. Y no lo hizo hasta que se fue al suelo, a 6 vueltas para la conclusión; décimas después caía Dovi.

Con el italiano fuera de combate, sin agotarse la prueba definitiva, Márquez, que sería tercero detrás del vencedor Dani Pedrosa y de Johann Zarco, ya era campeón. Sin embargo, Marc siguió pensando en ganar. Ya sí, justificado por el abandono de Dovi. Entonces, sufrió otro susto. Tras él, aparcó su ímpetu.

Aunque levantador de pasión y agitador de emociones, Márquez concede demasiado margen al riesgo. En cinco años en MotoGP ha sumado 83 caídas, 27 de ellas en 2017. No ha sufrido graves facturas. Tal vez eso le invite a seguir pujando como lo hace por las victorias. Pero juega demasiadas papeletas a una lotería que nadie quiere ganar. “Me caigo porque estoy apretando. Lo doy todo desde la FP1 hasta la carrera. Es mi estilo y me ha dado cinco campeonatos del mundo”, se explicaba días atrás. Irreprochable su entrega como espectáculo, por su belleza, por su valentía. Para el público es una delicia contemplar el repertorio de Márquez, su arrojo y agresivo proceder. Pero para sus intereses en ocasiones es una amenaza. No por ello teme el peligro de lesiones. “Ha sido una locura”, decía sobre su actuación, regando con sonrisas su discurso. Desde 1998 no había un coronamiento con tres o más abandonos en la temporada; en el caso de Márquez han sido tres, y seis sus triunfos, los mismos que Dovizioso.

“se me ha caído el pelo” No obstante, Márquez, aunque no lo proyecta porque sabe convivir con ella, también es víctima de la tensión de la alta competición. “Ha sido un año muy duro. Ha habido momentos en que hasta se me ha caído el pelo de la presión. Caerse cinco veces durante el fin de semana del G. P. de Catalunya? Si no es por mi familia y por mi equipo, no hubiera podido”, confesó.

Sin embargo, impuso su talento y con el “estilo Márquez hasta el final”, como describió ayer, alzó su sexta corona, cuarta de MotoGP. Los tiempos del off-road previos a saltar al mundo de la velocidad apadrinado por Emilio Alzamora, allá por 1999, fueron positiva y ahora emulada escuela en el esculpir de un piloto que mira a la cara a los Duke, Surtees, Lawson y Hailwood con sus cuatro cetros de la categoría reina. En el orden de los pilotos con más títulos de la historia, ya es octavo, empatado con los seis de Redman y Duke.

“Tengo la sensación de que vivo en un sueño”, confesó ayer. Aunque no se detiene a reflexionar; para así evitar que invada la debilidad de la autocomplacencia, de la egolatría o la arrogancia: “No quiero pensar en los récords conseguidos porque no quiero que sea algo que me relaje y me haga perder la motivación y el carácter”. Márquez conserva la esencia de aquel joven de 15 años pero a sus 24. Y quiere que seguir preservándola. Ser, ante todo, Marc Márquez.

Lugar de nacimiento: Cervera, Lérida (Catalunya).

Fecha de nacimiento: 17 de febrero de 1993.

Primer Gran Premio: Catar’08.

Primer G. P. MotoGP: Catar’13.

Primera pole: Portugal 2008.

Pra. pole en MotoGP: Austin’13.

Primera vuelta rápida: Catalunya 2009.

Primera vuelta rápida en MotoGP: Catar 2013.

Primer podio: Inglaterra 2008.

Primer podio en MotoGP: Catar 2013.

Primera victoria: Italia 2010.

Primera victoria en MotoGP: Austin 2013.

Carreras: 168.

Victorias totales: 61.

2das posiciones: 25.

3ras posiciones: 16.

Podios: 102.

Poles: 73.

Vueltas rápidas: 53.

Títulos: 6 (uno de 125cc -2010-, uno de Moto 2 -2012- y cuatro de MotoGP -2013, 2014, 2016 y 2017).

Clasificación histórica

Piloto1º2º3ºTemporadas

1. G. Agostini155121

2. A. Nieto134320

3. M. Hailwood94316

4. C. Ubbiali94215

5. V. Rossi96222

6. P. Read 74314

7. J. Surtees7018

8. M. Márquez61110

9. J. Redman63413

10. G. Duke62210