DONOSTIA. Castillejo se queda a una victoria del histórico Chema Martínez, que logró cuatro seguidas entre 2005-2008, después de correr y sufrir durante algo más de una hora en la que encontró únicamente la batalla que le planteó Santiago.

Miles de corredores esperaban la salida en Behobia, origen de esta clásica de 20 kilómetros que se vería favorecida por la climatología, con una temperatura de 15 grados y una lluvia fina que aliviaría los esfuerzos de la gran masa de corredores, en torno a 30.000, que participaban.

Castillejo apretó desde la salida, se llevó un grupo de otros cuatro atletas con él y transitaron en bloque durante más de 20 minutos hasta culminar el ascenso a la primera dificultad de la prueba, el exigente alto de Gaintxurizketa, que fue determinante para el desenlace.

En los últimos metros de esta subida Castillejo abandonó al que, a priori, estaba considerado su gran rival por el triunfo, el catalán Jaume Leiva, que había ganado en el año 2012 y que perdió línea con el gran corredor de maratones español, de forma que Castillejo, en la bajada, se llevaría consigo a Santiago como socio único.

Santiago, procedente del pelotón popular pero en la elite desde hace varias temporadas, mantuvo el ritmo del favorito sin entrar normalmente a relevos, limitándose a seguir la zancada del barcelonés que se encontraba muy fresco a mitad de carrera.

Camilo era un gran compañero de viaje de cara al tiempo final, pero también un adversario peligroso porque el murciano, seis años más joven y que ya fue cuarto en este prueba pedestre en la edición 2015, llegaba en un gran momento de forma y podría tener un punto extra de velocidad en los metros finales si llegaban en comandita.

Castillejo, que logró el año anterior el récord de la prueba, no iba tan fino como entonces y los tiempos, buenos al estar favorecidos por la humedad, empeoraban mínimamente los de 2016, aunque para el catalán el principal problema seguía siendo esa compañía de Camilo Santiago.

Así lo pensaba Castillejo hasta que en el minuto 47, en el barrio de Herrera a cinco kilómetros para el final, incrementó el ritmo y comenzó a poner metros de distancia con un Camilo que iba ya en modo reserva, antes de afrontar el segundo repecho de la jornada, el Alto de Miracruz culminado por el mítico restaurante Arzak, al que llegó en solitario.

La bajada hasta el centro de Donostia fue un homenaje multitudinario de la afición que se concentraba en las aceras y que felicitaba y animaba al gran atleta catalán que realizó los kilómetros finales con una sonrisa tras parar el cronómetro en los 1:00:37 horas. Segundo fue Camilo a casi un minuto y tercero, sorprendentemente, el guipuzcoano Iraitz Arróspide.