Bilbao - Mikel Urrutikoetxea ya se encuentra inmerso en la preparación de la final del Cuatro y Medio de Primera. El delantero de Zaratamo completó ayer el primer ensayo específico en el frontón Bizkaia de Bilbao, en el que se celebrará el decisivo encuentro ante Jokin Altuna el próximo domingo 19 de noviembre. El puntillero se ejercitó durante dos horas en el escenario en el que se desarrollará la contienda ante la atenta mirada de Pablo Berasaluze, técnico de Asegarce y su botillero -junto con Inhar Jaka, que actúa en los compromisos individuales contra compañeros de empresa-. Además, contó con la ayuda de Ibai Zabala como sparring. El zaguero de Berriz, el más experimentado de la promotora en su demarcación, lleva todo el torneo acompañando al finalista en gran parte de sus entrenamientos. Un talismán. Entre risas, revela el guardaespaldas que “la clave no soy yo, la tiene Urruti en su juego”.

“Lo importante era estar en el frontón, tener contacto con la pelota y hacer un pequeño entrenamiento. La intención era realizarlo sin forzar demasiado y sin coger daño”, sostiene el puntillero de Zaratamo, quien revela que la misión, por tanto, quedó “cumplida”. Y es que, instalado en los cuarteles de invierno, abastece sus manos de sesiones a la espera de que llegue la fecha del todo o nada. Más aún cuando el anular de su zurda, fracturado en el envite contra Iñaki Artola el pasado 27 de octubre, está en plena fase de soldadura. Si bien en la semifinal el vizcaíno supo sufrir y atarse a la cita, es una dolencia que sigue ahí, aunque le permita “entrenar” con garantías. La cuestión es no perder ritmo de competición. “Tengo unas pequeñas molestias en el dedo que no me impiden entrenar y he acabado contento por cómo lo hemos hecho”, declara el zaratamoztarra, quien señala que “el lunes tuve día de recuperación y ahora nos toca seguir con la misma rutina de trabajo físico y técnico hasta la final”. Sobre el spárring, Ibai Zabala, reconoce Urrutikoetxea que “es duro”. “Durante todo el Cuatro y Medio me he ejercitado muchas veces en el frontón con él. Lo importante para mí era tener contacto y sudar. Me encuentro muy a gusto con Ibai”, remacha.

Ibai Zabala, por su parte, desbroza el entrenamiento: “Como todas las semanas, hemos calentado. Después, hemos estado probando pelotas y jugando partidos. Sobre todo, queríamos que Urrutikoetxea fuera cogiendo sensaciones. Tampoco debía de pegarse demasiada paliza. Básicamente, estamos haciendo todo lo posible para que esté encanchado”.

El zaguero vizcaíno confiesa que “le ayudo a entrenar y nos entendemos bien”. El berriztarra es un guardaespaldas veloz y de aliento largo. “Le doy los consejos que creo que son adecuados. Los dos nos sentimos muy cómodos cuando nos toca ejercitarnos juntos. Siempre adaptamos las sesiones para lo que necesita Mikel en cada uno de sus partidos”, confiesa el zaguero, que regresó en septiembre a la actividad después de tres meses fuera de las canchas por la fractura del escafoides del pie izquierdo.

También, como sucedió ayer, Pablo Berasaluze es fundamental en las sesiones. “Los dos tratamos de dar nuestro punto de vista sobre lo que observamos en la cancha”, cuenta Zabala, quien agrega que “entrene contra mí o contra otro, aun así, sería lo mismo. De cualquier modo, Urrutikoetxea tiene sus manías y le gusta entrenarse conmigo. Yo estoy encantado”. Al final, dada la maestría de Mikel, asegura con humor Ibai que suele “andar corriendo de lado a lado”, ya que el de Zaratamo “goza” cada pelotazo.