En los tiempos de mayor esplendor del US Postal/Discovery Channel, el equipo de Johan Bruyneel construyó cada año el mejor bloque que el dinero y la química podían formar. Todos los movimientos estaban pensados en dotar a Lance Armstrong de la mejor estructura para ganar el Tour de Francia. Se fichaban superespecialistas con los roles muy definidos para dar las mejores opciones al norteamericano en todos los terrenos. Rodadores como Ekimov o Leipheimer para la primera semana o la contrarreloj por equipos, todoterrenos como Hincapie o escaladores para arropar a Armstrong en la montaña y hacer una selección natural en el último puerto, donde la coreografía solía ser idéntica. Hincapie poniendo ritmo en las primeras rampas, Beltrán o Rubiera subiendo el nivel y Heras de última bala para terminar de reventar la carrera. Un año Heras estaba visiblemente más fuerte que Armstrong en la montaña. La sensación era que podía haber tirado hasta descolgar al texano, algo que nunca ocurrió ni se le pasó por la cabeza a nadie. Ni el periodista más forofo ni el ciclista de Béjar cuestionaron la política de un equipo que hacía muy ricos a sus componentes a cambio de su trabajo y su diligencia para acatar órdenes. El músculo económico permitía a Bruyneel contratar al mejor especialista en cada departamento para supeditarlo a Armstrong.
El Sky y Chris Froome son el equivalente contemporáneo al Postal de principios del 2000. Una organización poderosa económicamente, con un ciclista de época y en el que patrocinador principal y estrella comparten nacionalidad. Mikel Landa es un extraordinario corredor, probablemente con alguna grande en sus piernas, pero creo que no ha entendido muy bien dónde estaba. El ciclista alavés ha compartido equipo con dos leyendas vivas de este deporte. Vincenzo Nibali y el propio Froome. Entre ambos suman nueve grandes. El italiano tiene Tour, Giro y Vuelta en su palmarés. Los dos corredores han estado 19 veces en el podio de París, Milán o Madrid. Ahora llega a la casa de Nairo Quintana, de su misma generación y que ha ganado Giro y Vuelta y ha terminado en el cajón en otras tres ocasiones en las grandes. En una entrevista reciente en el diario As, Landa habló de cómo era el Sky y la convivencia en el equipo. “No fue fácil. Se trata de una escuadra con una mentalidad un tanto rígida, a la que le gusta disponer del más mínimo elemento muy atado. Yo me considero un corredor diferente a eso. Prefiero hacer caso a mis impulsos y a veces no éramos compatibles”. Esto es un #Freelanda, la corriente tuitera que durante el Tour pedía libertad de movimientos para el corredor español, verbalizado por el protagonista y evidenciando un profundo desconocimiento, o amnesia, del motivo por el que le habían contratado y pagado una morterada. Landa no estaba en el Sky para hacer bonita la carrera, ni subir el share de audiencia, ni por supuesto para ganar el Tour. Su presencia en la formación británica, avalada por su categoría indiscutida como uno de los mejores escaladores del mundo, así como su gran salario, respondían primariamente a ayudar a Froome a ganar la ronda francesa. Durante sus dos años en Sky, Landa fue al Giro de líder de la formación, registrando un abandono y un puesto 17.
guerra fría con nairo quintana En Halloween y en la Gala de la UCI, el corredor alavés hizo suyo el Free Landa. Pronunció el eslogan en la fiesta de China y se disfrazó de preso durante la concentración de su nuevo equipo. Aunque las dos veces haya sido en un marcado tono jocoso, Landa ha abonado la cháchara de los aficionados en plena guerra fría entre él y Nairo Quintana ante su desembarco en Movistar. El colombiano, que quizás ha hecho su peor temporada, todavía ha hecho un año más noticiable en las grandes que el mejor curso de la carrera de Landa. Seguramente el conjunto español sea algo más flexible que Sky y Quintana, con muchísimo más currículum que el vasco, con todo está muy lejos de la figura tiránica en la carretera de Froome, pero Landa todavía tiene que demostrar que puede ser el líder de un equipo. Cuando eres un superclase, como sin duda es Landa, es fácil parecer el mejor cuando trabajas para el que efectivamente lo es. Dar el paso de gregario de lujo dentro de una organización estructurada a primera espada es la transición que tiene que completar Landa en la carretera. Algo que no se hace con hashtags, disfraces, gracietas, ni mostrando en entrevistas quién la tiene más larga.