Bilbao - Lo mismo José Luis Akarregi jugaba en los cuadros largos que en los delanteros. Él fue el primer campeón del Cuatro y Medio en 1953. El lekeitiarra se impuso a Bolinaga en el frontón Gros de Donostia por 22-21 y trajo el primer título de la especialidad a Bizkaia. Mikel Urrutikoetxea, que actúa como un todoterreno, lo mismo de zaguero que de delantero -su posición natural-, recuperó la txapela en 2015. Habían pasado 52 años y el pelotari de Zaratamo, en una temporada mágica, tumbó a Juan Martínez de Irujo al remontar un choque que estuvo 10-20, pero que terminó 22-20. Le dio la vuelta. Un envite por apenas centímetros. La lana regresó a territorio vizcaino.

Con el segundo aterrizaje de Urrutikoetxea a la final de la modalidad tras varios golpes de autoridad en la presente edición de la jaula, Mikel rememora las mieles de entonces. El de Zaratamo fue el cuarto campeón no navarro de la era moderna después de Mikel Unanue, Titín III y Sébastien Gonzalez y vivirá una final extraña. Como la de 1953. Entre Bizkaia y Gipuzkoa. La única.

Además, la clasificación de Jokin Altuna y del de Asegarce traza un escenario desconocido para la pelota a mano profesional desde que desapareciera el Cuatro y Medio en 1957 y se retomara en 1989. Después de que regresara el acotado, siempre había estado un pelotari de Navarra en la cita para el título. Los tiempos están cambiado. Hasta 1989 no hubo un solo navarro en las finales del acotado. Hasta el 19 de noviembre, siempre había habido uno, por lo menos.

Sobre todo, la presencia de tres de los manistas más determinantes de la historia ha sido lo que ha marcado esta tendencia. Julián Retegi, Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo dominaron al recuperar el torneo. Entre los tres suman catorce trofeos de la especialidad -cuatro Retegi II, siete Olaizola II y tres Martínez de Irujo-. Asimismo, especialistas como Jorge Nagore y Patxi Eugi establecieron un patrón de juego que les colocó en el Olimpo con tres txapelas por barba. Desde 1989, 24 cetros tuvieron acento navarro. Veinte entre los cinco elegidos.

La eliminación del vigente campeón, Oinatz Bengoetxea, a manos de Urrutikoetxea, y del heptacampeón del acotado, Olaizola II, por parte de Altuna III abre un vistazo al retrovisor. Solamente en una ocasión se ha producido un encuentro en una final del Cuatro y Medio entre un vizcaino y un guipuzcoano. El año que ganó Akarregi.

el cambio generacional Si bien el dominio de las últimas décadas ha sido patrimonio navarro de modo prácticamente exclusivo, el cambio generacional trazado por las empresas augura un camino dividido entre Bizkaia y Gipuzkoa. Las retiradas de Juan Martínez de Irujo y Abel Barriola, especialistas en la distancia, ha cedido el hueco a las estrellas emergentes, que asoman ya como realidades. De cualquier modo, en la liguilla de cuartos de final de la presente edición de la jaula, además de Bengoetxea VI y Olaizola II, solamente hubo otro manista de Navarra entre los ocho aspirantes, Joseba Ezkurdia. En 2016 y 2015 hubo cuatro, en 2014 el número asciende a cinco y en 2013 y 2012, a seis.