iruña/Logroño - Menos de un año ha pasado desde que el 13 de noviembre de 2016 se abrieran en el Labrit de Iruñea las semifinales del Cuatro y Medio de Primera. El escenario apenas ha cambiado: cuatro actores principales calcados -Aimar Olaizola, Jokin Altuna, Oinatz Bengoetxea y Mikel Urrutikoetxea-, dos billetes para la final de la jaula y un premio gordo. El resto, un espejismo. El resto, una neblina en el cerebro. El resto, una trampa para la memoria.
Con la clasificación del amezketarra y el delantero de Leitza en última instancia, se repiten los encuentros. Pero las situaciones personales destacan un cambio sustancial. Hay novedades en un decorado parecido, al que le han cambiado de sitio el mobiliario. La realidad es que los doce meses de tránsito entre las semifinales del curso pasado y las de este han transformado la fotografía.
Para empezar, el aterrizaje de los finalistas de 2016, Bengoetxea VI -a la postre campeón- y Altuna III se repitió en agonía. La temporada pasada los dos manistas comenzaron la liguilla con dudas y deudas en el luminoso, pero terminaron por encontrarse en las mieles del éxito. Oinatz salpimenta su semifinal con la certeza de estar en plena soldadura de un dedo roto. Jokin, que se juega los cuartos hoy en el Labrit de Iruñea a partir de las 17.00 horas, repite labor de adaptación. Cada día está más seguro en la cancha.
Aimar Olaizola cedió en noviembre del curso pasado ante el amezketarra en el Atano III de Donostia. Esta vez, dada la disposición de las empresas, se batirán el cobre en el Labrit. Considera el guipuzcoano que “cada frontón es un mundo. Tenemos que jugar en todos los lugares si queremos ser buenos pelotaris. Aimar destaca mucho aquí, pero se trata de un escenario al que venimos habitualmente. No hay excusas”. No cabrá un alfiler en la cancha iruindarra, que lleva días con el cartel que marca que no quedan billetes. La expectación, después de que Aimar perdiera en territorio donostiarra por 13-22, es de revancha. El pasado no sirve de nada, no obstante, según dicen ambos pelotaris. La diferencia más palpable está ligada a la confianza de la cátedra.
en el adarraga En territorio guipuzcoano, el heptacampeón de la modalidad salió como favorito claro después de haber arrasado en la liguilla de cuartos de final. Se cantaron posturas de 100 a 40. Finalmente, fue Altuna III el que se llevó el gato al agua. Vista la sorpresa en el acotado y la soberbia actuación ante Joseba Ezkurdia, la posición del amezketarra ha crecido. Y su consideración para el público también. Hoy los momios de salida estarán a la par.
La buena situación de Víctor Esteban en el Cuatro y Medio provocó el movimiento de las empresas para colocar una de las semifinales en el frontón Adarraga de Logroño. Sin embargo, debido al gran partido realizado por Bengoetxea VI con el dedo índice de la derecha fracturado, el riojano se quedó con la miel en los labios. Con esto, el envite, que en 2016 se desarrolló en el Labrit de Iruñea quedó ubicado en el emplazamiento logroñés. El envite no está viviendo una gran expectación y hasta ayer solo se habían vendido 450 entradas. Así, la mudanza es un golpe de timón. Más aún cuando Urrutikoetxea ha tenido que pugnar con Oinatz en cuatro semifinales -dos del Cuatro y Medio (2015 y 2016) y dos del Manomanista (2015 y 2017)- y todas estuvieron programadas en La Bombonera. El vizcaino se impuso únicamente en la del acotado de 2015 en un partidazo y acabó llevándose la txapela. Si bien las incógnitas son patentes por el estado físico de los dos delanteros, ambos con un dedo roto, el bueno juego mostrado por el de Zaratamo en los partidos anteriores le dará el favor de los apostadores en la eliminatoria de mañana. Tal y como sucedió en el precedente iruindarra, se le otorgará el papel de favorito. Se cantarán cienes a ochenta. Lo mismo sucedió en el Labrit. Desde entonces, Bengoetxea ganó las txapelas del Cuatro y Medio y del Manomanista y se instaló en la final del Parejas. El pronóstico es incierto. A juicio de los artekaris, influirá mucho la capacidad de sufrimiento de Mikel.