Las derrotas en Montilivi (2-1) y Wembley (3-1) han puesto de manifiesto el momento de bloqueo que vive el Real Madrid, con escaso fútbol y acierto, lo que le ha alejado del liderato liguero y le ha complicado mucho el primer puesto de su grupo de la Liga de Campeones.
La plantilla huye de la palabra crisis. El propio Ronaldo negó en el coliseo londinense que el conjunto de Zinedine Zidane esté en tal situación.
“La gente olvida muy rápido lo bueno. ¿Crisis? Jamás. Podemos perder tres o cuatro partidos, pero nunca hay crisis”, remarcó. “Nadie debe olvidar lo que hemos hecho: el Real Madrid ganó las dos últimas Ligas de Campeones. Bajamos un poquito el nivel, pero estoy muy tranquilo. Sé que el equipo va a cambiar”, insistió el luso.
Entre los motivos de la situación, tras Montilivi, algunos jugadores achacaron la derrota a falta de concentración en momentos puntuales y, en Wembley, el cerebro del equipo, el croata Luka Modric, se refirió a un problema de fútbol. Sea por lo que fuere es que el Real Madrid, al que le salía casi todo la pasada campaña, el que encandiló en agosto en las dos Supercopas, la de Europa ante el Manchester United y la de España frente al Barcelona, vive sus momentos más complicados de los últimos cursos. En Wembley, donde jugaba el conjunto blanco por primera vez en su historia, sufrió la derrota más amplia de la era Zidane y encadenó por primera vez con el técnico francés dos seguidas. Conclusión: tiene al Barça a 8 puntos en la Liga y en la Champions parece abocado a ser segundo -igual que en la pasada edición-, dado que el Tottenham le lleva de ventaja tres puntos y golaverage particular.
Nunca el Real Madrid ha ganado la Liga teniendo que remontar ocho puntos. Queda mucha temporada doméstica, tres cuartas partes, pero parece una diferencia muy amplia. Ya no puede fallar más. En la Champions se vio beneficiado por el empate entre el Dortmund y el Apoel. La clasificación para los octavos no parece correr peligro. Con un triunfo en la próxima jornada en Nicosia le bastaría para certificarla.
Tras su exitoso agosto, el equipo de Zidane ha sufrido un bajón palpable. Da la sensación de vivir en pleno bloqueo futbolístico. Los primeros síntomas los dio con los tropiezos en el Santiago Bernabéu ante Valencia (2-2) y Levante (1-1), agravados por la derrota contra el Betis (0-1).
Tan solo los buenos resultados en los desplazamientos le permitieron mantener el tipo en la Liga, y el brillante triunfo en Dortmund (1-3) le dio alas en la Champions, pero llegó el empate como local frente al Tottenham (1-1). Los últimos compromisos no han hecho sino ratificar que este Real Madrid dista mucho del que brilló, convenció y ganó títulos hasta agosto. Se impuso al Fuenlabrada en la Copa del Rey, con dos penaltis, y en Girona y en Londres fue desarbolado. Al cuadro blanco le cuesta encontrar la pegada de siempre. Salvo los seis tantos de Ronaldo en la Liga de Campeones, la falta de contundencia en la faceta defensiva, en la que se está mostrando más que vulnerable, y la pérdida de creatividad está lastrando su andadura. - Efe