De Biasi se presentó el lunes escenificando el cambio de orden y verbalizando el acto de fe que representa el nuevo entrenador. Habló de orgullo, de las ganas de los jugadores, de dignidad y de lucha. De motivación. También de fútbol, ojo. Pero quizás lo que aficionados y periodistas buscaban en un acto así y en este momento era un decálogo de frases motivacionales, un tipo en el que creer. “A nivel comunicativo ya se mea a Zubeldía”, escribió un usuario que veía la puesta de largo en Facebook. Otros seguidores le imploraban a conseguir el compromiso de los jugadores, a darles caña. También algunos compañeros le preguntaron sobre la trascendencia del supuesto problema físico del equipo o su supuesta endeblez mental. Creo que hay muchos aficionados que cometen un error de base: disociar del fútbol conceptos físicos y sobre todo mentales. En la gran mayoría de los casos, se utilizan teóricas fallas de piernas o de cabeza a beneficio de obra para tratar de explicar vagamente un problema futbolístico que el observador medio no se preocupa en analizar o desde los medios no le ofrecemos las herramientas para hacerlo. Como el Alavés no marca después de encajar un gol es que está mal físicamente y los partidos se le hacen largos. Respuestas simples para preguntas complejas. Casi nunca aciertan. El Alavés y el Deportivo jugaron media hora inicial atenazados por el miedo a fallar y es evidente que es un indicativo de disfunción mental, pero en realidad no es más que el reflejo de su impotencia futbolística. Son equipos paralizados porque no tienen un plan dentro del campo. Manu García no marcó el gol contra el Madrid porque sea el que más siente al Alavés y el que más se deja la vida en el campo. Marcó porque es un gran llegador capaz de interpretar una notable jugada. Claro que la significación y el compromiso de los jugadores es clave -la práctica totalidad lo tienen y son grandes profesionales- pero necesitan de un ecosistema táctico que les permita expresarse como deportistas convencidos. Las mentalidades graníticas se hacen a través de equipos bien trabajados. El nuevo entrenador del Alavés también habló sobre los partidos contra el Deportivo y el Real Madrid. Le gustó el primero y calificó de partidazo el segundo. Su análisis coincide con el sentir más o menos general después de jugar contra el campeón de Europa. La imagen del Alavés contra el equipo de Zidane fue buena. No se vio desbordado, consiguió empatar el gol inicial y tuvo ocasiones inmejorables en la segunda. También se pudo llevar cinco, pero eso se presupone contra conjuntos de ese poderío. La verdad es que le doy poco valor a este partido dentro del global de esta temporada en concreto. Es cierto que las sensaciones fueron positivas, pero el cementerio está lleno de equipos muertos que dejan actuaciones nobles contra los grandes.

una semana decisiva La verdadera medida del Alavés, de qué había de real o de espejismo en los brotes verdes y lo que pueda transformar De Biasi lo vamos a ver contra el Levante y la Real Sociedad. Si no llega la primera victoria y el efecto del nuevo entrenador se diluye, me temo que punto, set y partido. No comparto con el italiano que el Alavés hiciera un buen encuentro en Coruña, por cierto. Sí que hizo una primera parte decente y se pudo adelantar en dos jugadas aisladas, pero en la segunda le bailó un equipo que ha encajado quince goles en los otros cinco encuentros que ha disputado.

La tarde contra el Madrid también dejó el regreso de Marcos Llorente, reconocido por la afición como lo que es: uno de los mejores futbolistas de la historia del Glorioso. Además de con agradecimiento y admiración, a Llorente se le ve ahora desde la nostalgia. La que provoca la distancia emocional respecto al equipo liderado por este futbolista hace poco en el tiempo, pero una eternidad si se enfrenta con el presente. La que proyecta la idea de que fue bonito mientras duró. La que se encomienda a un italiano random que lleva seis años sin entrenar a un club y apenas tiene experiencia en LaLiga. Siento que acaba de empezar la semana más importante de la temporada.