Bilbao - “Buff, es muy dura”, resopla Jonathan Castroviejo en la antesala del Mundial de contrarreloj de Bergen (Noruega). El vizcaíno, un sólido especialista, considera que el trazado, “diferente”, no se adapta a sus características y su único objetivo es hacer una buena crono.
¿Cómo llega al Mundial?
-Pues tengo un poquito de incógnita. Después del Tour descansé. La última carrera que corrí fue la vuelta a Gran Bretaña y no terminé demasiado contento. Pero después de la crono por equipos me estoy sintiendo mejor. Tengo la moral más alta.
El pasado año logró la medalla de bronce en contrarreloj. ¿Qué objetivo se marca para Bergen?
-La verdad es que no me marco ningún objetivo viendo cómo es la crono. La última subida es bastante dura. El comienzo es muy callejero, se dan dos vueltas por un circuito, donde hay dos kilómetros de pavés. No hay grandes rectas en las que acoplarse, que tal vez sea mi mejor cualidad, y el final, con un puerto de más de tres kilómetros al 9,4% de pendiente media, es muy duro. No es un recorrido idóneo para mí. Será cuestión de ver qué tal estoy ese día y cómo están los rivales.
¿Considera que tiene una presión extra después de haber sido medallista?
-Sí y no. Tengo la presión que se pone uno mismo porque en las cronos de las últimas grandes citas he estado ahí delante. Eso sí, las últimas contrarrelojes que he hecho, por una cosa o por otra no me han ido muy bien, y eso te hace dudar. Por otra lado tengo el futuro asegurado (Castroviejo correrá en el Sky las próximas tres temporadas) y en ese sentido no tengo una presión extra.
¿Qué le parece el recorrido?
-Es diferente. El recorrido es muy duro; muy urbano y con una subida muy dura. Es un puerto sin apenas descanso. Comienza con seis o siete zigzag. Luego la carretera es recta y estrecha. Todo al 9 o 10% des desnivel. A falta de 500 metros el desnivel sube al 12 o 13 % durante 200 metros. El final es más suave. Va a ser una crono muy peculiar. El comienzo es de pavés, con dos kilómetros y medio. Quieras que no, es otro aliciente más. No hay mucho terreno para acoplarse. Es todo el rato callejeo. Es una crono muy peculiar, no me gusta demasiado.
Es una contrarreloj corta para lo que se estila en un Mundial.
-Es una crono bastante corta. No sé el tiempo que estaremos corriendo. La velocidad no será muy alta por el final tan duro que tiene.
¿Cuáles considera que son sus principales rivales?
-Creo que serán distintos al de otras cronos. Veo a gente que lo puede hacer muy bien; por ejemplo Chris Froome. Creo que esa subida la hará muy rápido. También estará delante Dumoulin. Otro nombre que me viene a la cabeza es el de Kwiatkowski. Es una contrarreloj que se adapta muy bien a sus características: es una prueba muy técnica y con una subida tan dura que le puede ir muy bien. A Tony Martin no le veo por cómo es el recorrido. Pienso que entre los favoritos también puede estar Roglic. Es muy para él. Luego habrá que ver de qué forma se rinde en el día.
Para enfrentarse a la subida final, el cambio de bicicleta parece una opción a tener en cuenta.
-Es un elemento que provoca un poco más de nerviosismo. Cambiar la bici es complicado, no estamos acostumbrados a ello. Es algo que no es tan fácil. Te puede pasar cualquier cosa y eso provoca incertidumbre. Luego habría que ver si dejan que te den un empujón, como sucede en ruta, o hay que salir en parado. O tal vez el cambio sea como los de un triatlón, que tienes la bici puesta, te subes a ella y arrancas. Dependerá de muchas cosas. En mi caso, no haré experimentos. Es una presión extra y puede provocar un error. Soy partidario de subir con la cabra porque mi bici de ruta no es muy distinta a la cabra. La altura de las manetas y de los acoples son prácticamente la misma. Para gente más alta la cosa cambia, pero en mi caso es bastante similar.
El pasado año triunfó en el desierto de Catar. Este año disputarán la crono en condiciones opuestas.
- Sí, es cierto que lo de Catar fue un poco extremo, no era el idóneo. En este caso, es similar al que nos pudimos encontrar hace un par de años en Richmond. Eso sí, se espera lluvia. Así que será más peligroso el recorrido.
Correrá en el Sky las próximas temporadas. ¿Por qué ha dado ese paso?
-Es algo que ya se me pasaba por la cabeza. El año pasado ya tenía bastante claro que necesitaba un cambio de aires. A lo largo de este año lo he tenido cada vez más claro. Este era el momento. Este año he cumplido 30 años. He pasado seis temporadas magníficas en Movistar, he estado muy bien aquí, pero necesitaba un cambio. Quiero conocer otras cosas. Creo que me faltaba un poco de motivación a la hora de entrenar, de las competiciones. Necesitaba el cambio.
Un reto, otros alicientes.
-Sí. El ciclismo es un deporte duro, muy solitario, en el que hay que entrenarse mucho en soledad. Los alicientes te sirven para alimentar la cabeza.
¿Qué le ofrece Sky en lo deportivo?
-No hemos hablado demasiado aún del tema. No soy un corredor joven, pero tampoco uno en los últimos años. Mi trabajo va a ser el que he estado haciendo en el Movistar: ayudar a los líderes en las grandes vueltas. Luego, en las pequeñas, si estoy delante y en condiciones de poder disputar, tener esa libertad para hacerlo.
¿Entiende que su fichaje por el Sky es un paso adelante?
-Sí, sin duda. Además quiero conocer otra cultura ciclistas, otra manera de entrenar. La verdad es que es un equipo fortísimo. Los últimos resultados así lo dicen y cuando lo pienso, sí que da respeto dar el paso. Espero estar a ese nivel, ser capaz de alcanzarlo. La verdad es que tengo muchas ganas de correr con ellos.
Sale usted del Movistar y llega Mikel Landa. Se está hablando mucho del liderato en el equipo, de cómo casarán Landa y Quintana.
-Una cosa es todas las declaraciones que se hacen y luego está la carretera, que pone cada uno en su lugar. Hay que recordar que en todas las grandes que ha corrido, Nairo ha estado metido en el podio salvo este último Tour. Seguro que el año que viene está a su nivel y disputará el Tour.
¿Qué valoración hace de su año a falta de lo que depare el Mundial?
-Tengo un buen recuerdo de la temporada. Empecé a buen nivel. Gané la crono del Algarve y rendí bien en Catalunya, Romandía y Tirreno. El principio del año fue bueno. De la segunda parte del año tengo un sabor agridulce porque físicamente no me he encontrado tan bien. No sé si por la caída que sufrí en la Vuelta a Suiza, que me afectó más de lo que pensaba. A partir de ahí, no acabé de coger el punto que quería. No somos máquinas. Espero que acabe con un buen sabor de boca.