Esta interesante y competida Vuelta a España 2017 quedará para los anales y en la memoria como la Vuelta de Chris Froome, la primera que gana al sexto intento, pero también por la gesta de Alberto Contador, que no se limitó al bello triunfo de L’Angrilu, sino que se prolongó las tres semanas de carrera, día tras día al ataque.
El triunfo de Chris Froome ha sido incontestable. Se puso líder en Andorra, en la tercera etapa, y luego reguló una ventaja corta pero fortalecida progresivamente con dos golpes de mano en el muro de Xorret de Catí y la contrarreloj de Logroño.
Sí tuvo un momento de debilidad, un día malo de los que no se le recuerdan muchos al británico nacido en África. El día de Los Machucos, un puerto que ya “jamás” quiere volver a ver y en el que todos sus rivales soñaron con la posibilidad de arrebatarle la camiseta roja.
Pero disipó rápido dudas y al día siguiente, en la cuesta hasta el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, volvió a dejar las cosas en su sitio.
Realmente la única molestia que ha tenido Froome en su paseo triunfal por la Vuelta, rodeado siempre por su poderosa guardia pretoriana del Sky, ha sido la insistencia de Contador.
Un continuo mover la carrera del español para olvidar Andorra. donde enterró sus opciones, y ser recordado a la altura de su carrera.
Lo ha conseguido el ganador de siete grandes -nueve sumando las dos perdidas por un caso de dopaje-, que no ha recibido más que cariño y ánimos en su pretensión de dejar huella incluso en la despedida.
Su ascensión por delante del resto de favoritos a L’Angliru es ya uno de los grandes hitos de la historia de la Vuelta. Y probablemente de la historia de ciclismo.
Aunque ahí quizás le faltó la ayuda de quien esperaba como gran aliado, Vincenzo Nibali. Pero el italiano se había caído y bastante hizo con terminar, vacío, la colosal subida para concluir segundo sin el protagonismo que suele tener en cada carrera de tres semanas.
Nibali, al final, ha sido el primero del resto de nombres en una Vuelta marcada fuertemente por dos.
No obstante, también tendrá buen recuerdo de esta edición Ilnur Zakarin, tercero tras su ataque en L’Angrilu, y Wilco Kelderman, éste a pesar de la decepción de no acabar en un podio con el que soñó hasta poco antes de pasar por la pancarta de meta del puerto asturiano.
El ciclismo colombiano ha tenido de todo, pero sin el brillo habitual. Lo mejor: Miguel Ángel López, que se ha confirmado con dos triunfos de etapa, aunque decayó al final; lo peor, que Esteban Chaves, en la línea de una temporada a contrapié, no ha encontrado su mejor golpe de pedal.
los jóvenes Menos ha dado de sí, Contador aparte, el ciclismo español. Que se ilusiona con que los pequeños apuntes que han dejado los jóvenes Enric Más, Marc Soler e Iván García Cortina sean páginas y páginas en el futuro. Y que la desgracia que ha sufrido abandone a David de la Fuente, al final retirado.
Bien, gregarios de lujo como Pello Bilbao y el navarro Mikel Nieve y dos triunfos granadinos con el polaco adoptado nazarí Tomasz Marczynski, otro nombre de una Vuelta en la que deja para los libros el triunfo de Froome y las gestas de Contador.