Duración: 69:52minutos de juego.
Saques: 1 de Olaizola II (tanto 9) y 2 de Urrutikoetxea (tantos 5 y 6).
Faltas de saque: Ninguno.
Pelotazos: 633 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 11 de Olaizola II, 1 de Albisu, 9 de Urrutikoetxea y 2 de Larunbe.
Errores: 5 de Olaizola II, 4 de Albisu, 1 de Urrutikoetxea y 4 de Larunbe.
Marcador: 1-0, 4-1, 5-1, 5-2, 5-5, 6-7, 7-7, 7-8, 8-8, 9-9, 10-10, 14-11, 15-13, 15-14, 15-15, 16-15, 17-16, 18-16, 18-17, 18-18 y 18-22.
Incidencias: Partido correspondiente a la primera semifinal del Torneo Sanantolines de la LEP.M disputado en el frontón Santi Brouard de Lekeitio. Buena entrada. En el primer partido, Peña II-Tainta ganaron a Elordi-Lasa IV (7-18). En el tercero, Mendizabal III-Jaunarena vencieron a Arretxe II-Salaverri (1-18).
lekeitio - A Mikel Urrutikoetxea le dijeron el viernes que tenía una pequeña fisura en uno de los dedos de su mano derecha y ayer salió al frontón Santi Brouard de Lekeitio con la idea de sufrir y quitar el miedo. La hoja de ruta de su unión con Mikel Larunbe se construyó de trabajo y chispas. De batalla. Días de fábrica de montaje en la escuela de artistas. La brújula perfecta para iluminar las carencias de Aimar Olaizola y Jon Ander Albisu, al que se le acumularon dos partidos en menos de 24 horas. Es decir, la búsqueda del traqueteo, de un partido de campeonato, de una tarde de estrellas a cada saque y de masticar las molestias, para alojarse en la final del Torneo Sanantolines de la localidad costera vizcaina. Un premio importante.
El tic tac de Urrutikoetxea, relojero, navaja suiza, solución a todas las alternativas del juego por destreza y habilidad, marcó el paso aunque la cuestión se antojaba muy oscura en el tramo final. A la cita no faltó la recomposición de Larunbe a medida de que el choque se ponía duro. Diésel, cuando el kilometraje se le disparó, el galdakoztarra fue creciendo hasta estallar en un último tramo para enmarcar. El zaguero de Galdakao, a pesar de la carga -fue el pelotari más activo de la contienda-, terminó como un tiro. En los golpes de timón, no obstante, estuvo el sudor del zaratamoztarra en un partido imponente por vaivenes y giros de guion, por tantos duros, peloteo y buenos tantos. Sobre todo, cuando se enzarzaron en escribir la enciclopedia del remate los dos puntilleros. Aimar: exquisito. Urrutikoetxea: potente, arquitecto.
Con todo, en una contienda de digestión lenta, cualquier tipo de incertidumbre sobre el estado de juego de los vizcainos quedó disipada en un epílogo de pantalón largo, de lujo, en el que dieron la vuelta a un 18-16. La igualada la marcó una jugada dudosa, un golpe con altura del delantero azul que, a juicio de los colorados, tocó la chapa de la pared izquierda, pero que los jueces dieron como buena. Aun así, el último tramo de Urrutikoetxea y Larunbe fue inmenso. Día de sufrir. Día de ganar.
Olaizola II asomó hambriento en una cancha en la que supo reinar. Tiene una zurda de escándalo. Pero sufrió en defensa cuando Urrutikoetxea le buscó los pies en las distancias largas. En esas se fraguó la remontada azul después de registrar igualadas a cinco, siete, ocho, nueve y diez y encajar una tacada importante después. Sobrio Albisu, Aimar impulsó su camino con una apertura imposible. Manufactura Olaizola. La brecha la abrió el goizuetarra con una cortada, un gancho milimétrico y una dejada. 14-10.
Falló en la siguiente andanada el navarro y la tendencia cambió. Giro de cámara. Mikel cruzó un gancho y buscó lejos a Olaizola. ¡Eureka! Un gancho del veterano y dos yerros consecutivos de Albisu pusieron el 15-15, que rompió una paradita del de Goizueta.
El hueco se amplió en el mejor tanto del partido: por pelea, por peloteo, por defensa y por ataque. Lástima del error claro de Urrutikoetxea -el único- al mandar al colchón una definición en el ancho con todo el frontis para él. Repartieron golpes los delanteros hasta el 18-16. Un gancho impresionante del de Zaratamo, que no arrugó el morro, precedió el tanto dudoso que los jueces dieron a los vizcainos. Tras el 18 iguales, emergió Larunbe, con dos tantos seguidos en la pared, y Urrutikoetxea paró el reloj con un saque-remate.