xorret de catí - Julian Alaphilippe (Quick Step) mostró su condición de máxima esperanza del ciclismo francés imponiéndose con grandeza en la octava etapa de la Vuelta disputada entre Hellín y Xorret de Catí, con un recorrido de 199,5 kilómetros, en la que el británico Chris Froome (Sky) mantuvo el jersey rojo de líder después de un intenso duelo con Alberto Contador (Trek), que sigue cotizando al alza.

Alaphilippe, de 25 años, coronado en la montaña alicantina en su debut en la Vuelta, después de una dura batalla con el esloveno Jan Polanc (Emirates) y el polaco Rafal Majka (Bora), segundo y tercero, rivales de la escapada del día a los que superó con una arrancada letal a 200 metros de meta.

Y enorme el espectáculo que protagonizaron Chris Froome y Alberto Contador en el puerto final. El madrileño, empeñado en ilusionar a la afición, atacó en las rampas de Xorret y encendió los ánimos del líder, quien respondió con repetidos latigazos, respondidos por el de Pinto, a la antigua usanza.

Froome y Contador, el único que ha tuteado al ganador del Tour desde la etapa de Andorra, llegaron a meta juntos, con 17 segundos de ventaja sobre el resto de favoritos, entre ellos Chaves, Nibali, Aru y Zakarin. Un aviso doble, por la superioridad del británico y por la sensación fuerte y ambiciosa del español.

Un pasito más en el objetivo de Froome de alcanzar el sueño de ganar la Vuelta después de tres segundos. Más diferencias en la general, ahora con el bastón de mando de Froome reforzado, con el colombiano Esteban Chaves a 28 segundos, el irlandés Nicolas Roche a 41 y Vincenzo Nibali a 53. El primer español es David de la Cruz (Quick Step) a 1.08 minutos y Contador pasó al puesto 17 a 3.10.

La etapa salió disparada de Hellín, al pie del pitón volcánico de Cancarix, único volcán de la península ibérica cuya chimenea ha quedado al descubierto por la erosión. Ritmo frenético, hasta el punto de que se cubrieron 49,6 kilómetros en la primera hora de carrera.

No tomó la salida el francés Warren Barguil, rey de la montaña del Tour y autor de dos triunfos de etapa. Su equipo, el Sunweb, le mandó a casa por desobediente. No ayudó a su jefe de filas, el holandés Wilco Kilderman, en la etapa de Cuenca. Le abandonó a su suerte tras sufrir una avería y vio la “tarjeta roja” directa.

Tardó en formarse la fuga del día, pero cuajó con permiso del Sky después de múltiples ataques. Se apuntaron 21 expedicionarios con el portugués Nelson Oliveira (Movistar) como mejor clasificado a poco más de 3 minutos.

Un nutrido grupo que se entendió para superar bajo la calima el Puerto de Biar y el de Onil, pero que dejó de ser amable como comunidad unida por el interés común en las inmediaciones del Xorret de Catí, donde esperaban 5 kilómetros al 9 por ciento de medio y rampas del 22.

Los primeros en arrancar fueron el belga Laurens De Vreese (Astana) y Emanuel Buchmann, del Bora. Entre todos, y con la carretera apuntando al cielo se destacaron como más fuertes el polaco Rafal Majka, el francés Alaphilippe y el esloveno Polanc. Sabía Majka que llegar con Alaphilippe era derrota segura. Insistió e insistió, sin éxito, con resultado frustrante. Se le pegó el peor rival posible. Así que Alaphilippe esperó, arrancó y ganó. Su primera victoria en la Vuelta, en su debut.

Por detrás Contador pegó la parada al avispero y seleccionó. También se llevó al peor rival posible, al patrón Froome, quien ejerció de Majka, Atacó tres veces, con su molinillo y soltó a todos, menos a Contador. Su fuerza e iniciativa le incentivó con 17 segundos y otro golpe moral. Es el jefe de la Vuelta.

Alaphilippe dio al Quick Step la tercera victoria. Una compensación tras perderse el Tour por una lesión de rodilla que le metió en el quirófano.