Charlotte - Jon Rahm acabó el PGA Championship con otra mala jornada que no hizo más que ahondar en la herida provocada por los cinco golpes de más en cuatro hoyos que destrozaron su tarjeta del día y que le llevaron a lamentar lo que pudo haber sido y no fue. “No sé qué pasa, pero no estoy acabando bien las vueltas. Puede que el cansancio sea un factor también a tener en cuenta”, fue el resumen que hizo el sábado después de ver cómo se le esfumaban sus opciones de pelear por un puesto importante en el último major del año en unos hoyos finales nefastos. En ese momento, el hoyo 14, estaba en dos bajo par, más cerca que nunca del liderato en uno de los grandes. Pero, súbitamente, entró en una pájara que pagó, sobre todo, en Quail Hollow y perdió todo lo ganado hasta entonces.
El aspecto físico puede explicar los últimos resultados del de Barrika, que curiosamente en la media de los cuatro días de los torneos presenta sus peores números el viernes. Sus seis tarjetas por encima del par se acumulan en los últimos nueve torneos del PGA Tour y en dos de ellos ha perdido el corte. Entre medias, están el cuarto puesto en el Wells Fargo, el segundo en el Dean&Deluca, el Top 10 en el Open de Francia y el triunfo en el Irish Open, en una muestra de esa irregularidad que le viene acompañando en los últimos meses y que en los cuatro grandes le ha llevado a concluir sus actuaciones de forma anodina.
En ninguno de ellos ha logrado brillar, estar el domingo con opciones de victoria o, al menos, a la altura de las expectativas que ha generado el de Barrika cada vez que ha salido al campo. En el Masters acabó en el 27º puesto con tres sobre par, en el US Open no pasó el corte tras hacer +5 en dos jornadas y en The Open Championship cerró también con tres sobre par y en el 44º puesto. Hasta dentro de ocho meses, cuando vuelva al calendario el Masters de Augusta, no habrá otro major por lo que Rahm tiene tiempo para reflexionar sobre su papel en los torneos grandes en su primer curso como profesional, que él no relaciona con esa expectación que ha generado porque a cada uno de ellos llegó con buenos resultados previos o, al menos, sensaciones positivas.
golpe de fantasía Ayer en la última jornada del PGA Championship el vizcaino tuvo un día triste que comenzó con un bogey en el 1 y que nunca apuntó a coger vuelo para remontar posiciones porque, con un juego correcto de tee a green, el putt no acompañó y fue imposible sumar birdies. En el último hoyo, firmó su cuarto bogey del día, pero antes dejó un golpe de fantasía, uno de los mejores de la semana que dejó claro su talento. Fuera de calle, con la bola situada al borde del obstáculo de agua y en una ligera pendiente, el de Barrika no podía colocar sus pies en la posición adecuada para hacer un swing correcto y por ello decidió golpear de espaldas para llevar la bola hasta el borde del green.
Al final, concluyó con cuatro bogeys para firmar una tarjeta de cuatro golpes sobre par para un acumulado en el torneo de +7 y cedió 21 puestos en la clasificación para finalizar en el 58º puesto. Rahm caerá de la quinta a la séptima posición de la FedEx Cup, nada grave ya que sus próximos compromisos están cerrados desde hace tiempo.
Esta semana se disputará el Wyndham Championship, el último torneo que permitirá clasificarse para los play-offs de la FedEx Cup, a cuya primera cita accederán los 125 primeros del PGA Tour. El golfista de Barrika tiene la plaza asegurada por lo que contará con unos días para reposar las emociones vividas en Charlotte, desconectar del golf y presentarse en The Northern Trust, en el Glen Oaks Club de Nueva York, con las ilusiones renovadas.
Muy lejos de las aspiraciones de Jon Rahm esta semana, la lucha por la victoria en el PGA Championship seguía entre un reducido grupo de jugadores, varios de ellos en busca de su primer major. Al cierre de esta edición, Kevin Kisner lideraba el torneo con un golpe de ventaja sobre Chris Stroud y Hideki Matsuyama. El italiano Francesco Molinari suponía la esperanza de los europeos ya que viajaba en la quinta posición.