Charlotte - El golf no se permite un respiro y tras la disputa en Akron de la tercera cita del World Championship, que se llevó Hideki Matsuyama con exhibición en la última jornada, los jugadores han trasladado sus bártulos a North Carolina, un par de estados más al sur de Estados Unidos, para afrontar desde mañana el último major del año. Jon Rahm llega al PGA Championship después de tres buenas jornadas en el Bridgestone Invitational, con ocho bajo par en la suma de las tres, que no encontraron un premio mayor que el puesto 28 compartido por culpa de una nefasta segunda vuelta.

El de Barrika vuelve a estar entre los favoritos en las apuestas, el quinto concretamente en las casas más reputadas de Las Vegas, porque el campo de Quail Hollow exige poner la bola lejos desde el tee, y de eso Rahm va sobrado, como quedó claro en Akron donde fue el mejor con el drive.

Pero el hombre a seguir en Charlotte es Jordan Spieth. El texano, que cumplió hace quince días 24 años, puede superar a Tiger Woods 17 años después y convertirse en el jugador más joven que gana los cuatro grandes del golf. Inauguró su cuenta con el Masters y el US Open de 2015 con solo 21 años y la cerró hace un mes en Royal Birkdale. En esta privilegiada lista solo están, además, Jack Nicklaus, Gary Player, Ben Hogan y Gene Sarazen.

Curiosamente, el principal favorito para la victoria en Quail Hollow es Rory McIlroy, que tiene tres majors desde 2014 y solo le falta el Masters. “Sería algo histórico, muy bueno si Jordan lo logra. Pero la labor de los demás es impedirlo, espero que se entienda”, comenta el norirlandés, que dice que “estaría bien que los dos pudiéramos lograrlo el próximo año”.

Spieth acumula dos victorias (The Travellers y The Open) y un decimotercer puesto (Bridgestone Invitational) en sus últimos tres torneos y de su estado de forma no hay dudas. La incógnita es saber cómo va a lidiar con la presión de tener a todo el mundo pendiente de él. El de Dallas, que compartirá partido con Sergio García y Brooks Koepka, los ganadores del Masters y el US Open este año, suele ser un témpano en el campo como demostró en The Open cuando salió sin despeinarse de una situación de apuro con cinco bajo par en los últimos seis hoyos para llevarse la Jarra de Clarete ante Matt Kuchar. “En Akron fui mejorando a la hora de pegar a la bola. Espero encontrar un buen equilibrio en el swing porque en Quail Hollow hace falta pegarle fuerte desde el tee”, explicó Spieth antes de la ronda de prácticas de ayer en el campo de North Carolina.

sin prisa El ganador de tres majors no quiere volverse loco con la posibilidad, la única que tendrá, de hacer historia en este PGA Championship porque “si tengo salud y juego bien, disputaré treinta más”. “Sé que tendré muchas más oportunidades de ganar el torneo, no tiene por qué ser aquí y ahora. Si ocurre será magnífico, otro objetivo cumplido en mi carrera, que espero que sea larga. Pero no hacerlo no será una decepción que dure mucho tiempo”, añade.

Jordan Spieth entiende, a su pesar, que “habrá mucha atención y muchos comentarios” a su alrededor en Quail Hollow, pero “es algo que no puedo controlar. Es más lo que los medios pueden generar, así que no pienso demasiado en ello”. El de Dallas asegura, no obstante, que saldrá a ganar, como hace siempre, en un campo que “presenta suficientes dificultades como para no estar concentrado en jugar bien desde el hoyo 1”. “Si al final, no gano quiero quedarme con la sensación de haber intentado todo”, señala el jugador que ha centrado la atención de los aficionados en el campo de Charlotte y al que el propio Jack Nicklaus está deseando ver “en nuestro pequeño grupo”. - Roberto Calvo