bilbao - Alberto Iñurrategi, Mikel Zabalza y Juan Vallejo ya han iniciado la ruta de ascenso a Gasherbrum en su intento de enlazar las dos cumbres más altas de la cordillera: el G-1, también conocido como el Hidden Peak, de 8.068 metros; y el G-2, de 8.035 metros. Los alpinistas vascos completaron la fase de aclimatación el pasado miércoles y pretenden aprovechar el buen tiempo que marcan las previsiones para coronar las dos cimas a través del collado que las une. Es decir, sin pasar por el campo base. Y hoy mismo ya quieren alcanzar la cima del Hidden Peak. “Parece que nos confirman cuatro días buenos. Salimos. El plan es hacer cumbre en el G-1 hoy, el martes cumbre en el G-2 y el miércoles vuelta al campo base”, explicó ayer la cordada vasca mediante un comunicado. Iñurrategi, Zabalza y Vallejo son alpinistas consagrados cuya forma de entender la montaña les lleva a escoger las rutas menos habituales para recorrerlas al estilo alpino. De esta forma, el trío tiene la intención de realizar ambas subidas, tanto la del G-1 como la del G-2, por rutas diferentes a las que se realizan en ambas montañas. Aunque una vez coronadas ambas cimas, sí que descenderán por los caminos que de costumbre emprenden los alpinistas.
Y todo sin oxígeno artificial. La cordada vasca quiere completar los dos ochomiles sin descender de los 6.500 metros, lo que le exigirá un esfuerzo físico enorme. De hecho, en la presentación de la expedición, el trío ya reconoció no saber si podría completar el objetivo: “Ninguno de nosotros tiene claro que seamos capaces de conseguirlo. Y eso lo convierte en algo desconocido... en algo nuevo”. Así, la expedición, que forma parte del proyecto WOPeak, llega a su momento decisivo gracias a esta ventana de buen tiempo y Zabalza, Vallejo e Iñurrategi pretenden aprovecharlo. Los tres llegaron a estar, durante el proceso de aclimatación, a menos de 20 grados por las noches y a más de 30 por el día, con el sol en el cielo. Por lo que pretenden salir temprano para evitar la peligrosidad de la nieve, que la semana pasada se llevó a un buen amigo: Alberto Zerain, que falleció a causa de una avalancha durante su intento de coronar el Nanga Parbat por la complicada y técnica arista Mazeno. De hecho, la expedición del WOPeak se ofreció para ir en ayuda del alavés y su compañero Mariano Galván cuando se conoció la situación de ambos alpinistas. Iñurrategi, Zabalza y Vallejo se encontraban entonces en el campo base del Gasherbrum, a 200 kilómetros del Nanga Parbat, por lo que estaban a apenas hora y media de helicóptero. Sin embargo, la mala climatología impidió su traslado.
Y es que, como siempre sucede en todas las aventuras en la montaña, la climatología es la variable clave para el éxito de cualquier expedición. Y sobre todo en esta, ya que supone una doble ascensión por terreno apenas transitado. Por ello, Iñurrategi, Vallejo y Zabalza no dejan de mirar al cielo: “Esperemos que las condiciones de nieve nos acompañen. Esto último no está en nuestra mano, pero va a ser clave para que podamos intentar la travesía”, afirmaron los tres vascos antes de emprender rumbo al Gasherbrum.
la octava etapa Las dos cumbres de la cordillera china son el objetivo de la octava etapa del WOPeak, una iniciativa impulsada por la Fundación Walk on Project -que financia la expedición- y dirigida a la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas y a la divulgación de estas patologías. El propósito de este proyecto de alpinismo consiste en llegar a un ochomil en ocho etapas. De mil en mil metros. Es decir, el primer paso fue el Gorbea, en 2010, después la Mesa de los Tres Reyes (2.428 metros), el Taillón (3.144), el volcán chileno Copacollo (4.835), el Nido de Cóndores (5.570), el Aconcagua (6.690) y el exigente Chamlang (7.319).
Así que el Gasherbrum cierra el programa de WOPeak, supone el último episodio de una iniciativa que quiere finalizar con éxito; aunque desde la Fundación Walk on Project han avisado que ya están pensando en nuevos retos relacionados con la montaña.