GASTEIZ ? En el Sky quieren el cielo: la cuarta corona de Froome en el Tour de Francia. Para hollar semejante cumbre, el británico desea el mejor trampolín posible. De ahí que Mikel Landa, salvo sorpresa de última hora y a la espera de lo que deparen los estatales, arropará a Froome en la búsqueda de un nuevo triunfo en la ronda gala. Portentoso escalador, Landa se antoja imprescindible para dulcificar el paso por la montaña del Tour a Froome, que alcanza la grande boucle sin los resultados deseados y las dudas surgidas tras su aparición en el Dauphiné. Aunque Landa, ?al que se le acumulan propuestas de las formaciones mas potentes del pelotón cara al futuro?, compitiera en el Giro, con el desgaste que eso supone para el organismo, el murgiarra será de la partida en Dusseldorf, ciudad en la que se pondrá en marcha el Tour con una contrarreloj escueta.

Mikel Landa se exhibió en la pasada edición de la carrera italiana, donde se cosió al espectáculo. Venció con todos los honores en Piancavallo, pero la gloria la saboreó con anterioridad en unas etapas repletas de valentía que se tatuaron en la retina de los aficionados aunque Nibali y Van Garderen le limaran sendos festejos. Irreductible, Landa se rehizo y encontró el tesoro. Pero más allá de los asuntos derivados del palmarés sus fugas a través del skyline del Giro, pusieron en órbita a un corredor singular, un verso libre capaz de inmantar toda la pasión de la cuneta. En el Tour no contará con la libertad que siempre anhela, pero tratará de contribuir a la felicidad de Froome, con su trabajo en la montaña, el verdadero hogar de Landa. ? C. Ortuzar