“Que la gente del exterior diga cosas positivas de uno es algo que emociona muchísimo. Sin embargo, que lo digan los compañeros es una de las cosas más bonitas que me pueden pasar”, cuenta Abel Barriola sin filtro, mientras mastica las palabras que escucha en una pregunta que hace referencia a los compañeros de vestuario del leitzarra, donde siempre le tildan de “profesional”, de “ídolo”. Prosigue el zaguero que “sin duda alguna, es lo más bonito que me pueden decir”. De hecho, recita el manista navarro que “por que digan eso, aunque sea un solo compañero, ha merecido la pena esta carrera. Es una de las cosas más bonitas que me llevo. Estaré eternamente agradecido”.
Dicotomía: el humano y el pelotari; el hombre y el campeón; el caballero y el competidor. La humildad hecha carne. El dedo en la llaga. El más allá: la transcendencia como deportista, como persona.
“Si, aparte de las txapelas, queda un legado detrás, sea el que sea, me llenaría muchísimo. Sentirte querido me encanta y es precioso”, desgrana el manista.
Barriola debutó con 19 años en Asegarce el 22 de febrero de 1998 en el Beotibar de Tolosa y es el penúltimo jinete de la generación que se estrenó antes del siglo XXI. El último, Aimar Olaizola, hizo su aparición poco después, en abril, con un año menos y un gran futuro por delante. Declara el pelotari de Goizueta, que disputó con el leitzarra enfrentamientos en aficionados y ferias en profesionales, que “me da mucha pena que lo deje”. El final está a la altura de los dedos, a un palmo, a unas horas. Abel dirá agur definitivo al deporte que ha colaborado en engrandecer y que le ha visto crecer en el Atano III de Donostia mañana, en un festival que comienza a las 17.00 horas y que tiene todo el papel vendido. “Ahora seré yo el más mayor del cuadro”, apunta el goizuetarra, quien señala que “es muy querido, porque es un señor. Siempre genera un grandísimo ambiente”.
Lo que es seguro es que es una “referencia” dentro del vestuario. Los compañeros y rivales se deshacen en elogios. El leitzarra tiene una Triple Corona -Cuatro y Medio de 2001, Manomanista de 2002 y Parejas de 2014- y el cariño de los jóvenes y de los experimentados. La carne, la humanidad, de su vida deportiva se recorre también por las siete finales perdidas de modo consecutivo dentro del panorama individual; por la jugada de la Liga de Empresas en la del Parejas de 2011, al no darle tiempo para recuperarse de una rotura de fibras y sustituirle por Beroiz, y por la resurrección constante a los golpes. Y por el trabajo diario. Barriola posee la virtud de ser un gigante que se construyó su propia peana. Talento lorquiano, alma de estibador, héroe de la clase obrera. La hormiga de la fábula. De la factoría de Leitza destacan en profesionales Oinatz Bengoetxea, campeón por triplicado, y Jon Jaunarena, de quien hizo de botillero cuando arrasó en Segunda. Dice el primero que “siempre ha sido un ejemplo de profesionalismo para los que somos más jóvenes que él. Da pena que se retire”. El sexto de la saga Bengoetxea evoca que “he tenido una relación estrecha con él desde muy crío. Recuerdo que me llamaba cuando tenía doce o trece años para jugar con la goxua. Somos grandes amigos” y mantiene que “como persona es muy querido tanto en el frontón como fuera. Es un profesional y todo un ejemplo. Se ha dedicado exclusivamente a la pelota. Da pena que se vaya”. Jaunarena, por su parte, afirma que “somos del pueblo y nos conocemos de toda la vida. Él fue mi botillero y siempre le he seguido. Es un ejemplo. Se hará raro no verle en un frontón de blanco”.
Considera Mikel Urrutikoetxea, el único vizcaino poseedor de los tres títulos, que “se despide un referente y todo un ejemplo a seguir para todos los chavales que quieren jugar de zaguero. Barriola es uno de los mejores pelotaris de la historia, ya que tiene txapelas en las tres modalidades. Además, tiene una colocación y un saber estar en la cancha al alcance de pocos” y añade que “por ser de la otra empresa, no hemos coincidido mucho, pero se le ve un deportista muy currante, un gran compañero y muy buena persona”. Asimismo, es un ídolo para los guardaespaldas. Álvaro Untoria revela que “es un referente tanto dentro como fuera de la cancha. Va a dejar un hueco muy importante. Ha aportado muchísimo a la pelota. Es el pelotari en el que siempre me he fijado: un trabajador y un luchador que siempre lo ha dado todo. Aunque no tenga tanto golpe, no da una pelota por perdida. Eso es de admirar”.
maestro abel Barriola también ha sido el maestro de los jóvenes delanteros de Aspe. Joseba Ezkurdia, su adversario mañana, desbroza que “Barriola es un gran amigo y un pelotari de diez, que ha cuidado todos los detalles. He tenido la suerte de disputar un Parejas con él y le aprecio y le quiero mucho”. Jokin Altuna será su compañero en el Atano III y con quien compartió el último campeonato. El amezketarra asevera que “es todo un ejemplo para mí, tanto dentro como fuera del frontón. La pelota pierde mucho, pero Abel siempre será recordado como un gran pelotari y mejor persona”. Iker Irribarria, la perla de Arama, apostilla que “es uno de los mayores pelotaris que ha dado la historia y es una gozada el haber podido jugar con él. Es una pena que se vaya, pero la edad no perdona. Llega el relevo. Le mando mucha suerte y me gustaría decirle que ha sido un placer y que me ha ayudado muchísimo”.