- “He realizado cuatro entrenamientos del Manomanista y el haberme preparado bien, con tiempo, no me quita presión. Prefiero salir de modo directo de la final del Parejas al Manomanista, sin tiempo para pensar. Muchas veces, todo ese tiempo para pensar no es bueno”, sentencia Mikel Urrutikoetxea (Zaratamo, 1989). El calendario es una sombra gigante con nombre pero sin forma. El almanaque pasa las hojas en la medida del usuario que lo observa. El reloj es una tortura. Más aún, reconoce el delantero vizcaino, cuando el segundero se para por los problemas físicos: el tiempo se deforma en días más largos y la indefinición de un futuro cercano. Cerca de un mes, una vez finalizado el Parejas de Primera, tuvo que estar sin tocar pelota el campeón zaratamoztarra al terminar una pelea a la contra que murió en la orilla de las semifinales, que tocó con la yema de los dedos. Los últimos duelos los pasó Urrutikoetxea de cita a cita, sin tocar cuero, cuidando sus armas, en busca del más difícil todavía: remontar una primera vuelta de altibajos con una segunda de gloria. No cuajó la revolución.
“Me ha tocado estar un mes parado, pero he tenido tiempo más que suficiente para preparar con garantías el mano a mano. He tenido más semanas que el año pasado -ganó la txapela del Parejas, entró a los 22 días en el Manomanista y alcanzó la final-, pero las dolencias me hicieron parar”, destaca el vizcaino, quien agrega que “me estoy sintiendo a gusto en el frontón, pero cuando sales de blanco es otra cosa. No hay excusas”. Entran en juego muchos factores: los nervios del estreno previsto para el frontón Bizkaia el domingo a partir de las 17.00 horas; la fortaleza de un adversario de la talla de Joseba Ezkurdia, construido para la especialidad, y la adaptación a la cita. Y el tiempo, que a nadie deja contento. La duda siempre es la misma: ¿rodaje o ganar segundos al rival?
“Al final siempre nos surgen dudas cuando empiezas en una cita de estas características. Todos los pelotaris entrenamos a tope y hacemos buenos entrenamientos, pero acabas jugándote todo a un solo partido. Eso mete presión”, analiza el puntillero vizcaino. Y es que, el tajo realizado desde la primera semana de marzo, con frenazo incluido los problemas físicos, se disputa a una sola mano sobre el tapete de Miribilla en un duelo a cara de perro ante Ezkurdia. Todo o nada. Cara o cruz. Casi dos meses en un día. Las esquirlas del minutero. “No me queda otra que me gusten este tipo de partidos. Mi intención es salir a sufrir hasta el final, hasta el último tanto. Te la juegas en un solo duelo, pero nos pasa a todos lo mismo. El campeonato es así”, comenta el zaratamoztarra. La crudeza del mayor espectáculo del mundo manista profesional reside en la belleza de la moneda al aire.
Asimismo, la factura de la seria victoria de Ezkurdia ante Retegi Bi hace que Mikel opte por el arbizuarra como un “candidato a la txapela”. “Joseba es un delantero muy fuerte, con golpe, que sabe defenderse de izquierda y de volea. Tiene pocos puntos débiles, por no decir ninguno. Es muy completo para el Manomanista”, halaga el vizcaino. El curso pasado se las vieron en la misma fase y en el mismo escenario. Ganó el de Zaratamo después de empezar mal y recomponerse con una gran remontada -del 11-17 al 22-19- tras 409 pelotazos en juego en el mejor escaparate de la competición.
Respecto a ello, el voleísta de Arbizu argumenta que “si el partido se alarga quiere decir que estoy dentro. No tengo miedo a que sea una eliminatoria dura, porque estoy preparado físicamente para aguantarla. A Mikel es imposible ganarle fácil”.