vitoria - No para de recibir llamadas y mensajes en su teléfono móvil. Las felicitaciones se suceden todavía tres días después de haber concluido la temporada. La presidenta del Araski, Livia López, vive en una nube y asume que son los frutos a un gran trabajo realizado durante los últimos años.

-El miércoles no pudo estar en Mendizorrotza por cuestiones laborables. ¿Cómo siguió el partido?

-A ratos por el teléfono y otros metida en una salita que tenemos en el trabajo con una televisión, más que nada para ver el ambiente, que es lo que más pena me dio perderme. Fue duro porque daba igual el resultado y me hubiese gustado sentirlo en primera persona. Estaba superemocionada.

-Fue el colofón a un extraordinario curso, ¿verdad?

-No podía ser mejor. ¿Meterte en la final? Todo lo que hubiese pasado sería por demás. Acabar la temporada en casa y de esta forma ha sido tremendo. El equipo se merecía tener una despedida así. Lo firmo de nuevo.

-Ni en el mejor de los sueños se podía esperar esto, ¿no?

-Seguro, pero más que nada porque no nos planteamos metas. Es mejor plantearte los retos al momento. Esa fórmula de vivir el día a día es mejor, lo disfrutas más. Fui a Cáceres sin visualizar una victoria. Luego cuando logras un éxito pasa muy rápido.

-¿En qué momento vio que el equipo no tenía techo?

-Yo creo que partido a partido han ido ofreciendo cosas. En alguno cuando perdiendo de quince lo remontaban como hormiguitas. No sé dónde está el techo. Cuando fuimos a jugar la Copa tras cuatro derrota nadie sabía lo que pasaría. Ganas a Ferrol y das la cara ante Spar. En play off ha pasado lo mismo eliminando con un 2-0 a Gernika. El equipo se ha puesto día a día.

-¿Qué es lo que más le ha sorprendido del equipo?

-La capacidad de levantarse. Cada vez que las cosas venían mal dadas se recomponía. El mes de enero fue complicado y una y otra vez el grupo te daba un zasca. Ellas nos han demostrado mucho.

-¿Se han visto superadas en el club en algún momento?

-Somos un grupo para todo. Cada uno tiene su rol. La sensación de tener la ola para atender a todas las necesidades ha sido clara, aunque no se ha desbordado el vaso.

-¿Teme que las expectativas aumenten?

-Creo que todo el mundo es consciente de que hemos hecho algo por encima de lo que el papel soporta. Es un poco exagerado pedirle al equipo igualar lo de esta temporada. Las comparaciones son odiosas. No es bueno para el proyecto este tipo de presiones. Debemos olvidarnos lo que hemos logrado. Hay que aspirar a que el proyecto se asiente, con jugadoras locales y mejorando las condiciones del equipo en cuanto a entrenamientos, viajes o atención médica.

-A nivel personal, ¿ha tenido más desgaste de lo que pensaba?

-Me he metido en otros charcos que han afectado a mi disponibilidad, pero el club tiene a otras personas que han tirado del carro en muchos momentos. Pero sí es cierto que hay que perder muchas horas de tus amigos o familia para poder ayudar.

-¿Se plantean reforzar la estructura del club?

-Hay que seguir dando pasos en ese sentido. El reto va a estar en buscar una figura que genere recursos, aunque no será fácil. Más que nada que la financiación no dependa sólo de mí.

-¿Uno de los retos es consolidar una mayor asistencia de aficionados?

-Totalmente. No será fácil ni el primer día, pero el crecimiento de esta temporada ha sido paulatino. Al final ha explotado, aunque queremos tener una masa social notable sabiendo que el aforo de Mendizorroza es grande. Si hay una ciudad en la que se puede hacer algo importante en las gradas es esta. Hay mucha gente que se ha quedado con ganas de más y ojalá sigan viniendo el año que viene.

De los 500 seguidores que acudieron a los primeros encuentros de temporada se ha pasado a los 1.500 e incluso en alguno más en los últimos partidos. La idea es fidelizar a todos esos.

Es lo que ha tenido de presupuesto el cuadro vitoriano en su primera temporada en la Liga Femenina, incluida toda su estructura de equipos. Para el curso que viene aumentará esa cuantía.