EIBAR - Una ovación recibe a Valverde en el salón de plenos del Ayuntamiento de Eibar, donde se toman las decisiones. El murciano, que bien pudiera ser marciano por la facilidad con la que está ganando en este inicio de temporada, decidió calzarse la txapela de vencedor de la Itzulia.
¿Era esta, la Vuelta al País Vasco, una de las carreras que más ganas tenía de lograr?
-Sí, está claro. Es una carrera muy bonita y muy buena; con corredores de mucho nivel. Había estado varias veces cerca, pero siempre se me resistía ganarla. Este año estoy en racha y al final, con mucho esfuerzo, la he podido conseguir.
La presente edición ha permitido ver una Itzulia distinta, sin la dureza de otras ocasiones.
-Es cierto que ha sido diferente, con unas primeras etapas más light, no tan duras como en años anteriores. Pero aun habiendo etapas más duras, la Vuelta al País Vasco siempre se decide en la crono final.
Y en ella se ha mostrado intratable con sus principales rivales. ¿Dónde ha estado la clave?
-Ha sido una crono muy reñida y he contado con la ventaja de salir el último. Es lo bueno que tiene eso, que cuentas con referencias. Además, sabía por boca de mis compañeros que los siete últimos kilómetros se hacían muy duros. Por eso, he guardado fuerzas, en la medida en la que se pueden guardas en una contrarreloj, y he dejado un poco para darlo todo en ese último tramo.
¿A quién le dedica esta victoria?
-A los de siempre. A los aficionados, al equipo, a mi familia, mis niños? En general, a todo el mundo que siempre está detrás.
¿Qué papel ha jugado el equipo en esta victoria?
-Uno muy importante. Uno solo no puede ganar nunca una carrera, hace falta un gran equipo para lograrlo. Lo tengo yo y lo tiene Nairo Quintana. Cuando un Movistar va de líder en una carrera siempre tiene un gran equipo detrás y eso te ayuda.
El viernes, tras ganar en Arrate, reconoció que ya no tenía presión, pues ya había logrado una victoria de etapa. ¿Hasta qué punto le vino bien disputar la contrarreloj de ese modo?
-Muy bien. El gran inicio de temporada que estoy teniendo hace que me tome todo con mayor tranquilidad. Y si la tienes, y también estás en buena forma, la mezcla de ambas cosas siempre ayuda a que salga todo mucho mejor, como ha sido en este caso.
¿Qué le dice su victoria en la Vuelta al País Vasco?
-Mucho. Por todo, por el buen inicio y porque siempre he estado ahí cerca para ganar y nunca lo había conseguido. Este año nos están saliendo las cosas muy bien a todo el equipo. Estamos todos súper motivados y súper animados y todo va saliendo muy bien.
Ha logrado su primera txapela de la Itzulia con 36 años. Dice que está en una buena forma y que tiene más experiencia, Pero, ¿cuál es el secreto para que rinda así a su edad?
-Sobre todo es que en el ciclismo lo he hecho casi todo. Antes, cuando era más joven, corría presionado. Ahora también la tengo por querer ganar, pero antes era una presión añadida para que las cosas salieran. Y cuando vas así, las cosas salen peor. Ahora tengo la forma, igual o mejor que antes, y eso, añadido a la falta de presión, es lo que me ayuda a poder ganar allá donde voy.
¿Ha cambiado en algo sus hábitos con respecto a años anteriores?
-No, no he cambiado nada. Todo sigue igual.
¿Y qué es seguir igual?
-Por ejemplo, que cuando termina la temporada descanso. Estoy unos 20 o 25 días sin hacer nada. Luego empiezo a hacer algo en el gimnasio, corro a pie, ando por el monte, cojo la bici de montaña? Desconectar, no todo es bicicleta de carretera. Luego a salgo a entrenar con mi grupeta, en la que hay de todo: aficionados, máster, profesionales? Voy con los míos, con los máster 40 casi (se ríe). Hago mi entrenamiento pero casi siempre voy acompañado. Esto en el ciclismo no es A, B, C, también hay D; lo importante es salir a entrenar, machacarte.
Muchos de los ciclistas que tienen su edad dicen estar cansados psicológicamente. No es su caso.
-Yo estoy intacto por eso, porque salgo a entrenar y disfruto. Otros corredores necesitan machacarse muchísimo para coger la forma, hacer concentraciones de equipo, otras en altura, entrenar 5, 6 o 7 horas. Y yo diría que 6 horas no he entrenado nunca. A mí me es fácil coger la forma, corro cuatro competiciones y la cojo. No voy a decir que no entreno, porque no es así. Entreno como todos, pero no me cuesta trabajo entrenar.
Antes ha hablado de que corre liberado. ¿Haber llegado al podio del Tour ha tenido algo que ver en ello?
-No lo sé. A lo mejor puede ser eso. En general, todo lo que voy haciendo cada año, lo que voy consiguiendo, me libera. El podio del Tour, el del Giro? Todo.
Ahora, ¿qué le queda? ¿Ganar el Mundial?
-Es lo que menos me obsesiona. Si lo gano sería la leche, pero si soy sincero, a día de hoy me da igual. Ser campeón del mundo es la rehostia, pero con todo lo que he conseguido, me da igual.
¿Qué le dicen los corredores más jóvenes con los que comparte equipo?
-Están acostumbrados (bromea); no dicen nada. Yo les digo que hay que seguir trabajando, que con 22 años yo estaba peor que ahora con 36.
Sus próximos objetivos serán las clásicas de primavera. ¿Cómo las afronta?
-Allá donde voy siempre intento ganar y como tengo un gran equipo a mi alrededor, dentro de la dificultad que entraña ganar, todo es más fácil. Pero voy con una tranquilidad tremenda. Si gano alguna ya no hace falta que corra más en todo el año (se ríe). Lo cierto es que llego muy bien e intentaré aprovechar este buen estado de forma. Luego tocará descansar de cara al Tour de Francia.