donostia - Las hostilidades se dispararon poco después de que David de la Cruz, enorme su esfuerzo, justo su premio, festejara su primera victoria en la Vuelta al País Vasco. El catalán del Quick Step, en una especie de contrarreloj reducida desde el alto de Igeldo hasta el Boulevard de Donostia se perdió la bronca que Alejandro Valverde, Michal Kwiatkowski y Luis León Sánchez le echaron a Jay McCarthy. Cuentan, quienes vivieron los hechos desde dentro del pelotón, que el corredor australiano realizó un par de maniobras “muy extrañas y arriesgadas” en las dos últimas curvas. Lanzado el gran grupo, a mil por hora en persecución de De la Cruz, el ciclista del Bora estuvo a punto de tirar al suelo a los tres primeros. De ahí la recriminación, muy enérgica, de estos.

Especialmente sobresaltado, Valverde le profirió airados insultos (que es mejor omitir) nada más cruzar la línea de meta y después de que Kwiatkowski hiciera lo propio. Sin tiempo para calmar los ánimos, Luis León Sánchez irrumpió en escena para recriminarle en inglés que no era la primera vez que hacía algo similar. “It’s not the first time”, le repitió en varias ocasiones.

Valverde, que continuaba rodando junto a McCarthy y Luisle continuó con sus insultos y a punto estuvo de llegar a las manos con el australiano, que pareció no entender muy bien lo que sucedía a su alrededor. La cosa no pasó a mayores por la rápida intervención de un agente de la Ertzaintza, testigo directo de los hechos, y uno de los auxilliares del Movistar.

Cuentan otras voces del pelotón, testigos directos también de lo que aconteció en los últimos metros de la etapa, que Jay McCarthy no cuenta con buena fama en el seno del gran grupo. Dicen que las maniobras que realizó en esas dos últimas curvas y que a punto estuvieron de provocar una caída “no son nuevas”. El corredor del Bora, segundo en la línea de meta, recibió la felicitación de sus compañeros, fisios y auxiliares poco después. Como si nada hubiera ocurrido. Sí pasó. Aunque la cosa no pasó a mayores. Eso sí, McCarthy está en el disparadero. - A. Martínez